Una de las propuestas españolas que compite este año en la Sección Oficial del Festival de Sevilla es el documental ‘La ciudad oculta’, una sinfonía urbana sobre el subsuelo de la ciudad de Madrid que fue el primer proyecto al que asesoró y dio servicio la Film Commission de la Comunidad de Madrid, Film Madrid.
Dirigida por Víctor Moreno, también autor del guión junto a Rodrigo Rodríguez y Nayra Sanz Fuentes, ‘La ciudad oculta’ es una coproducción de España, Francia y Alemania en la que han participado las compañías El Viaje Films (España), Rinoceronte Films (España), Pomme Hurlante Films (Francia), Dirk Manthey Films (Alemania) y Kino Pravda (España). La película cuenta además con el apoyo del ICAA, la Comunidad de Madrid, Eurimages, el Cabildo de Tenerife, el Gobierno de Canarias, Open ECAM y la participación de Radio Televisión Canaria, Radio Televisión de Castilla- La Mancha y la cadena de televisión alemana NDR.
La fotografía de este hipnótico documental ha sido realizada por Jose A. Alayón, que también es uno de los productores del filme junto a Marina Alberti, Nayra Sanz Fuentes, Eva Chillon, Dirk Manthe y Víctor Moreno. El montaje es obra de Samuel M. Delgado y Víctor Moreno, mientras que la música ha sido compuesta por Atmus Tietchens y Juan Carlos Blancas. ‘La ciudad oculta’, que busca actualmente una distribuidora nacional para su estreno en salas comerciales, fue el proyecto ganador del primer Mercado Audiovisual de Cine Independiente Abycine Lanza, recibió también el Premio Eurimages Lab Project en el Festival de Cinéma Européen des Arcs y ha sido seleccionado para la secciones oficiales del XV Festival de Cine Europeo de Sevilla (SEFF) y del XXXI International Documentary Filmfestival Amsterdam (IDFA). Audiovisual451 ha hablado con dos de sus productores sobre el reto técnico de un rodaje en las tinieblas de las profundidades de Madrid.
Audiovisual451: ¿Cuánto os ha llevado un rodaje tan particular como éste?
José Alayón: “Fueron dos meses de manera continuada y luego otros días sueltos para cosas concretas. Al final yo creo que sumamos como unos tres meses de rodaje”.
A451: ¿Cómo se gestionó la posibilidad de rodar en sitios tan inusuales de Madrid?
J.A: “Sin duda uno de los valores más importantes fue la búsqueda de permisos, después de aclarar esa gestión todo fue mucho más sencillo. Tuvimos la suerte de ser el primer proyecto que asesoró la Film Commission de la Comunidad de Madrid, Film Madrid. Samuel Castro se volcó, porque además a él le vino muy bien para empezar a visitar localizaciones que quería tener controladas y solicitar permisos. Samuel y Film Madrid nos ayudaron mucho a sacar el proyecto adelante. Te aseguro que fue un trabajo muy meticuloso, convencer a la gente, hacerles entender que era un proyecto interesante para Madrid. Pero realmente todo el mundo estuvo muy abierto a participar”.
Nayra Sanz Fuentes: “A nuestro modo de ver era una idea genial pero lo complicado era tener acceso a las localizaciones que queríamos. Muchos otros cineastas habían intentado rodar en el subsuelo de Madrid y habían tenido muchos problemas. Hubo quien nos dijo que la idea era muy buena pero que llevarla a cabo iba a ser imposible. Pero la suerte nos sonrío con la puesta en marcha de Film Madrid. Samuel Castro se entusiasmó con el proyecto”.
A451: ¿Cómo se encara un proyecto sin saber muy bien lo que vas a encontrar?
J.A: “Creemos en un cine en el que las películas se van creando por el camino más que en un todo cerrado previamente. Es todo un proceso en el que vas realizando pequeños hallazgos que te van marcando la fórmula, teniendo en cuenta los espacios de la historia. Si vas a rodar en un bosque te lo puedes imaginar rápidamente, pero aquí no. Una vez que tenías claro el sitio te guiabas por la luz, los colores…”
A451: ¿Hubo posibilidad de localizar en todos los lugares de rodajes para ver previamente la estructura de la película?
N.S “Sí localizábamos, pero teníamos ideas previas que nos ayudaban mucho como por ejemplo de los cuatro elementos, el fuego, el aire, la tierra el agua… También la idea del hombre enfrentado a la naturaleza y la técnica. Había una serie de temas que al director le interesaban y que empezó a imaginar sin conocer los lugares de rodaje. Después, como dice José, descubriendo cada lugar, la película empezaba a tomar forma”.
A451: ¿Cuántas personas formaban el equipo de rodaje allí abajo?
J.A: “El equipo habitual de rodaje lo formaban cinco o seis personas y te aseguro que ya éramos muchos para ese espacio. Antes de empezar a rodar teníamos que tener muy clara la posición de cada uno de los miembros del equipo… Cámara primero, después ayudante de cámara, sonido, después el director… Si nos equivocábamos a lo mejor teníamos que volver un kilómetro para atrás para recuperar la posición o saltar uno por encima de otro. Hubo algunos momentos de este estilo y era un poco agobiante, la verdad”.
A451: ¿Qué equipamiento técnico se utilizó?
J.A: “Llevábamos una cámara Epic 6K con unas lentes alemanas, un equipo no demasiado ligero para el lugar y la gente que íbamos, lo que también complicaba el proceso. También utilizamos algunas otras innovaciones técnicas como las cámaras debajo de los trenes”.
N.S: “Es que no solo queríamos desvelar lo cotidiano oculto, también buscábamos situar la cámara en lugares donde el ser humano no puede llegar, por ejemplo debajo de un tren del Metro o un lateral, donde José se colgó con un arnés”.
A451: Pero si la imagen en un entorno tan poco propicio es fundamental, aquí el papel del sonido es crucial…
J.A: “Totalmente de acuerdo, esta es un ejemplo que demuestra que el sonido es tan importante como la imagen en una película. Cuando bajas allí te das cuenta de que el sonido aporta mucho. De hecho, cuando montábamos la película se montaba con sonido con el fin de que generase ya las sensaciones que buscábamos. En una película como ésta la contraposición de planos con sonido no tenía nada que ver”.
N.S: “La idea inicial es que la película fuese una sinfonía urbana y en este concepto tanto la imagen como el sonido tenían que tener un ritmo determinado. Por esa razón el montaje ha llevado tanto, hasta prácticamente una semana de presentar la película en Sevilla no había acabado. Yo creo que el montaje duró unos nueve o diez meses. Se cambiaba un plano y todo cambiaba, porque es una película de sensaciones, muy plástica. Era casi como pintar en la oscuridad con la cámara. Es una película muy delicada y creo que es muy importante que se vea en una sala de cine, con un buen proyector y buen sonido. Ese es su espacio natural”.
A451: ¿Pero no surgieron dudas sobre lo que se podría captar en esa ausencia total de luz de algunas localizaciones?
J.A: “Lo primero que nos preguntábamos era ¿se verá algo ahí abajo? Con película fotoquímica hubiera sido más complicado pero ahora las cámaras son más sensibles, tienen mucha latitud y te permiten forzar mucho la imagen. Lo que no tenía mucho sentido era iluminar, es más, en algunos casos decidíamos quitar luces para generar más atmósfera, para conseguir una unidad cromática y de luz con sitios más oscuros”
“Creo que existe una unidad de color… rojos, azules, algunos verdes y evidentemente negro. Es un universo que va cambiando constantemente y eso tiene que ver con el trasfondo de la película, la búsqueda de la luz”.
A451: ¿Y la seguridad, cómo sé gestionó?
J.A: “Había que respetar unas medidas de seguridad establecidas. Teníamos que firmar permisos de seguridad, hacer cursos y llevar el equipo correspondiente de seguridad en cada lugar. Botas de trabajo, casco… en ocasiones teníamos que llevar arneses porque curiosamente allí abajo también se pude sentir vértigo porque podías estar en estructuras de 50 metros y estabas en una escalerita de hierro con un equipo muy pesado”.
A451: Entonces ¿tuvisteis sensación de peligro en algún momento?
J.A: “Sí había cierta sensación de peligro en todo momento. Por ejemplo en el Metro estabas trabajando con gente que estaba manejando maquinaria pesada, fuego… Creo que si no hay un cierto peligro, el plano no es bueno. Psicológicamente tienes que ir preparado para un rodaje así, pero esa adrenalina hace que te olvides un poco de todo. Hay muchas partes de ese subsuelo que son muy tóxicas para el ser humano. Por ejemplo, los respiradores de Calle 30, por donde sale todo el CO2 de los coches, allí los bomberos hacen mediciones de gases y van con oxígeno como si fueran astronautas”.
A451: Es un entorno muy artificial pero la naturaleza también tiene mucho protagonismo…
N.S: “La tensión con la naturaleza es algo buscado, con el agua y otros elementos. Queríamos mostrar el choque entre esas grandes estructuras creadas por el hombre donde la naturaleza siempre logra colarse generando micromundos diferentes”.
A451: ¿Todo lo que sale en la película es Madrid?
J.A: “Todo es el subsuelo de Madrid, alcantarillado, Metro, colectores de tormenta, Calle 30, Canal de Isabel II, galerías de servicios por donde va todo el cableado de la ciudad… Es Madrid pero es extrapolable a cualquier ciudad del mundo, es un tema universal. No queríamos que hubiera una referencia clara a Madrid”
N.S: “Por eso hay en la producción coproductores franceses, alemanes… Desde el comienzo el proyectó generó mucho interés era una película que ya a priori venía cargada de mucho misterio y eso interesaba mucho. Todo el mundo se pregunta qué hay ahí abajo”.
A451: ¿Cuándo empezó la financiación?
J.A: “La película comenzó hace tres años y medio verdaderamente en París, en el encuentro de coproducción independiente Small is Beautiful. Después ganó un premio Eurimages de 50.000 euros que vino muy bien para arrancar, también ganamos en Abycine Lanza… Logramos además el apoyo del ICAA, el Gobierno de Canarias, el TEA de Tenerife, entró la Televisión de Castilla La Mancha… En Ventana de Cine Madrileño conseguimos un coproductor de Alemania, todo fue muy bien desde el principio. Tenemos agente de ventas internacionales y estamos buscando distribución en España. Creemos que es una película que se estrene en salas de cine”.