Como describen aquellos que trabajaron con Alfred Hitchcock, un story-board es el resultado de la labor de un ilustrador cuando plasma en papel la visión que el director solo tiene en su cabeza. Además de ser el maestro del suspense, Hitchcock fue uno de los grandes del cine que mayor importancia le dio al story-board, elemento fundamental de su filmografía en el que trabajaba con todo detalle antes de comenzar la producción de cualquiera de sus obras maestras. Es lo que se dice llegar al rodaje con los deberes hechos.
Eso es lo que hizo también Juan Carlos Fresnadillo cuando llegó al rodaje de ‘Damsel’, filme de fantasía y aventuras que protagoniza Millie Bobby Brown y con la que ha triunfado en Netflix. El realizador canario llegó a esta superproducción de 70 millones de dólares, un rodaje lleno de obstáculos, entre ellos la pandemia, apoyándose en todo momento en el trabajo y la visión de otro español, Paco Sáez. El alicantino ganador del Goya por el cortometraje ‘Madrid 2120’ supo reflejar en sus story-boards lo que Fresnadillo tuvo durante seis años en su mente, una trepidante riqueza visual y artística que Sáez supo ver antes incluso que el propio director. Y eso que ni tan siquiera se conocían antes de comenzar a trabajar juntos. “Bueno, en este mundillo nos conocemos todos porque somos muy pocos los que nos dedicamos a esto -asegura Sáez en esta entrevista con Audiovisual451-. Tenía un amigo haciendo arte conceptual en ‘Damsel’, Joshua Cairós, y me comentó la posibilidad de que pudiera participar en la peli. A partir de ahí me mandaron una versión no terminada del guion, lo leí, vi las posibilidades, hablé directamente con Juan Carlos y a la semana siguiente estábamos trabajando”.
Fue un salto a otra dimensión. Con una extensa carrera como ilustrador y artista de story-board, además de trabajar en fotografía, dirección y educador, la carrera de Sáez ha estado principalmente vinculada al campo de la animación. Más de 30 años dibujando que le han hecho participar tanto en trabajos con los estudios BRB, en el corazón de ‘Los mosqueperros’, hasta en las diferentes entregas de la exitosa saga fílmica de ‘Tadeo Jones’ o películas como ‘Planet 51’ y ‘Atrapa la bandera’, entre otros títulos. Pero la experiencia en ‘Damsel’ ha sido inolvidable. “Me encanta la imagen real, las posibilidades que ofrece. Es otro mundo a nivel de story. Las técnicas son más frescas, más rápidas. No tienes que esperar tanto tiempo para el estreno de la película”, detalla. Toda una ironía hablando de ‘Damsel’, proyecto que llegó a manos de Fresnadillo en 2018 y entre pandemia y huelga de actores y guionistas en Hollywood no llegó a las pantallas hasta ahora. A Sáez no se le escapa el detalle ya que justo el día antes de trasladar su residencia a Londres para trabajar más de cerca con la producción tuvo que cancelarlo todo y seguir su labor en remoto ante un nuevo repunte del covid. Era 2021. “Pero pudimos seguir con la misma intensidad gracias a la tecnología”, recuerda Paco especialmente de esa Nochebuena cuando, cumplido el trámite navideño, se pasó la noche hablando y trabajando con Fresnadillo en el filme. “Es un trabajador incansable, un detallista tremendo”, recalca. Ante todo, el director necesitaba previsualizar todo lo que estaba escrito en el guion y en su cabeza. “Como digo siempre, la importancia del story-board no está solo en lo que va a salir en la pantalla sino en lo que no va a salir pero que tienes que pre visualizar. Trabajé con él en muchas secuencias que no han salido en la película porque las vimos complicadas en temas de presupuesto o técnicos. De hecho, el comienzo del filme era totalmente diferente. Trabajamos más de un mes en una ensoñación de la protagonista que no llegó a filmarse -recuerda-. Lo que más me gusta de Juan Carlos es que lo que desecha lo tiene que ver previamente, algo que como digo es la esencia del story-board”.
Como si se tratara de una clase magistral en story-board como las que acostumbra a impartir, en su Alicante natal, en Lightbox Academy, en Madrid, o con Coco School en México, Sáez desgrana en su conversación su labor como artista de story-board en ‘Damsel’. “Primero le hacía un story sketch muy básico”, comenta refiriéndose a un dibujo abocetado en el que trazaba con cuatro líneas la estrecha conversación mantenida con el director. “Era algo muy básico que nos servía para descartar cosas en una segunda visualización. Luego contaba con un par de días para pasarlo a limpio”, dice. Ahí es cuando metía unos tonos de color a las viñetas más rápidas para que el objetivo visual se vaya a esa parte del cuadro. “Pero sí que es cierto que, en el opening, como Juan Carlos lo tenía que vender a producción, la secuencia en la que ella cae al agua y entra un destello de fuego desde abajo, eso sí que lo tuvimos que hacer más trabajado porque lo tenían que ver ejecutivos. Y todos sabemos que a ellos tienes que enseñarles un story mucho más acabado porque si no se piensan que eso es lo que vas a llevar a pantalla”. Fueron unos 7-8 meses de trabajo intensos y sin queja, donde la producción le dejó hacer y él cumplió con los deseos de un director que también le dio libertad para mejorar la narrativa.
Un mayor presupuesto (según las informaciones que circulan en la prensa de Hollywood, ‘Damsel’ ha podido costar unos 70 millones de dólares) ayudó, no solo en el sueldo –“la mayor diferencia”, se ríe-, sino en el control sobre la obra. “Los directores de imagen real piensan desde el principio de la película en la narrativa, en cómo va a estar contada y en cómo quieren cada secuencia en pantalla. La obsesión de cómo contar tu película la tienen clara desde el principio y con mucho presupuesto, aún más. El director de animación divaga mucho, es muy fácil que se meta en otras partes de la producción”, compara incluso cuando el llamado cine de imagen real, películas como ‘Damsel’, cuentan con un volumen tan elevado de efectos visuales que se acercan a ser híbridos animados, eso sí, con un presupuesto mucho más elevado que cualquier filme de animación hecho en España.
Pese a la satisfacción que ha sido trabajar en ‘Damsel’, Paco Sáez es un enamorado de la animación, campo en el que piensa continuar su carrera. Se siente algún modo un dios por el dominio del plano que le ofrece el mundo de la animación, donde siempre se parte desde cero, donde todo se crea. “Además, como decía Fernando Fernán Gómez, en un rodaje de imagen real lo primero que tienes que aprender es ‘saber esperar’ (engola la voz imitándole). En animación, aunque los procesos sean más largos, tienes todo el control. Cuando quieres que llueva, llueve”, resume.
Al mundo de la animación, del story-board, llegó desde la fotografía. O, mejor dicho, desde el corazón y la casualidad. “Yo quería estudiar dibujo y no sabía de qué manera. Cuando acabé la EGB básica tenía dos opciones: ir al instituto o formación profesional. Nada más. En casa se decidió que yo tenía que hacer delineación, porque ‘el niño dibuja’, con tantos dibujitos que llevaba haciendo desde los 4 años. Me llevaron a matricularme y yo todo el camino me lo pasé llorando. Yo no quería hacer delineación. Llegué como cordero al matadero”, rememora a sabiendas de que, si hubiera estudiado delineación, hoy no estaríamos hablando de ‘Damsel’. La suerte hizo que no pudiera matricularse ese día, algo que aprovechó para apuntarse por su cuenta en la escuela de arte. “Como no había dibujo como especialidad, lo hice en fotografía. Y, sin saberlo, estaba de camino a un mundo que desconocía, que era el de la composición del plano. Mirando por el objetivo de una cámara lo primero que tienes que hacer siempre es intentar componer el plano”, añade. Tuvo un estudio de fotografía durante cuatro años “de bodas y bautizos, comuniones” que no le gustaba nada pero le dio el empujón que necesitaba para irse a Madrid con su carpeta llena de dibujos a tocar puertas para dedicarse al dibujo de manera profesional. “Sabía que quería dedicarme a la animación, pero no como animador porque me aburría. Lo que descubrí entonces fue el story, algo impresionante porque hablamos de contar historias y estar desde el principio en las entrañas de la película. Me fascinó porque, aunque no seas el director de la película, sueñas a serlo Tienes opiniones sobre la narrativa de la peli. Desde que hice el primer story y vi que en la película la cámara se movía como yo lo había hecho, no quise hacer otra cosa”, explica. Ahora Sáez está volcado en su nuevo cortometraje de animación como director, ‘Estimada Ángela’, y moviendo sus propios proyectos como realizador, algo que le encanta. “Como director tienes mucho que decir. Todo lo que quiero hacer en la vida es dirigir”, reconoce.
Las cosas han cambiado bastante desde que comenzó. Sobre todo, en la cantidad de oportunidades que tienes a la hora de aprender la profesión. “Cuando empecé, la ignorancia era total. Ibas aprendiendo poco a poco con alguna cosa que caía en tus manos”, subraya. En la actualidad, el mismo imparte clase a numerosos estudiantes que quieren seguir sus pasos. Pero lo mismo que ese gran acceso es una ventaja, son muchas las desventajas. “Toda la comparativa que los chavales tienen en las redes de gente de su edad crea también muchas frustraciones. Puede que seas muy bueno, pero yo me lo habría pensado mucho más. También es cierto que no hay tanta demanda en la industria como escuelas. Los chavales se tienen que dar cuenta de que no tenemos una industria tan amplia en España a menos que quieras ser artista en el mundo”, resume. Sus consejos para el que empieza, dibujar muchísimo al natural, fijarse en todo, en la anatomía, en cualquier detalle y luego tener la capacidad de resumir lo que vas a trazar. Y, sobre todo, saber trabajar en fecha. “Los artistas nunca acabamos el trabajo y en esta profesión es tan importante hacerlo bien como entregarlo en fecha. Uno no quiere a un genio que no sepas cuando te va a entregar. Normalmente se confía más en ese que tiene una trayectoria de nunca haber dejado tirado a nadie”, advierte a quienes vayan de genios.