La celebración del 60 aniversario de la creación, en 1956, de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (SEMINCI) es una buena oportunidad para poner en valor, una vez más, la historia de nuestro festival: lo que fuimos, lo que hicimos, lo que programamos, los directores a los que promovimos, los caminos que abrimos. Ese es nuestro principal patrimonio y lo que explica lo que hoy somos: un festival con personalidad propia reconocido en todo el mundo, con un prestigio ganado a fuerza de trabajo, coherencia y profesionalidad. Un festival que casi desde sus comienzos apostó por un cine de autor y que hoy es su principal seña de identidad.
Podemos estar, creo, orgullosos de esa larguísima lista de directores que triunfaron en SEMINCI con su primera película como Terence Davies, Susanne Bier, Tom DiCillo, Michael Radford, Alexander Payne, Stephen Daldry, los españoles Fernando León de Aranoa, Iciar Bollaín, Gracia Querejeta, los argentinos Carlos Sorín, Juan José Campanella o el colombiano Sergio Cabrera, entre otros.
Estamos orgullosos de haber sido la puerta de acceso a España de grandes directores internacionales, desconocidos antes de debutar en Valladolid con sus difíciles apuestas de un cine autoral y que en SEMINCI se puso en valor. La lista es enorme, como lo es la de grandes realizadores que tuvieron aquí sus primeras retrospectivas en España, que, además, siempre fueron acompañados de libros dedicados a esos autores con exigencia grande en textos y diseño. Los fondos bibliográficos de SEMINCI son, sin duda, uno de los grandes tesoros de nuestro patrimonio. En ellos podrán, además, rastrearse las principales corrientes de la cinematografía universal desarrollados por los más destacados historiadores, escritores y críticos de cine españoles del momento.
No ocultamos la satisfacción que nos produce, por ejemplo, haber sido uno de los primeros festivales en crear una sección específica de documentales en competición; concretamente hace 30 años y de la mano de Fernando Lara, el director que dio, definitivamente, la personalidad a SEMINCI y la puso en el mundo del cine. La satisfacción también de haber apostado, casi desde el comienzo, de forma entusiasta por los cortometrajes (como parte de las secciones en competición).
Más intangibles, pero en la memoria de muchos aficionados al cine, están momentos inolvidables de nuestro festival, como las largos colas para ver películas prohibidas en la España en blanco y negro de la dictadura franquista, como los primeros largometrajes de Bergman, de Buñuel o La naranja mecánica, de Kubrick, en 1975, por poner algunos ejemplos; las presencias de grandes directores (muchos premiados con Espigas de Oro de Honor) como Arthur Penn, Roberto Rossellini, François Truffaut, Stanley Donnen (nadie ha olvidado sus célebres pasos de claqué en el escenario del Teatro Calderón), o actrices y actores desde Sofía Loren a un desconocido Brad Pitt, en 1991. Y sin olvidar un homenajeado (y presidente de jurado internacional) llamado Carmine Coppola (padre de Francis Ford Coppola), que hace 30 años dirigió la orquesta sinfónica de Castilla y León, poniendo música al Napoleón de Abel Gance.
Tras un buen año 2014 (con más de 200 películas programadas, 80.000 espectadores y por encima de 1.000 acreditados), vamos a celebrar la 60 edición con la ilusión con la que otros directores (desde Antolín de Santiago en 1956) pusieron en los diversos aniversarios que les tocó vivir, y con el deseo de lograr la mejor programación posible, con el mejor cine disponible del año, con retrospectivas apetecibles, homenajes merecidos, exposiciones interesantes y conciertos inéditos. Y todo ello sin dejar de pensar nunca en un público exigente como pocos, que ama un cine diferente y gracias al cual estamos aún aquí, vivos y con ganas de seguir buscando la excelencia.
La actualización en el diseño del logo para la próxima la 60ª edición es obra del estudio Daza, dDc Diseño y comunicación de Valladolid.