‘Irati’, el segundo largometraje escrito y dirigido por el vasco Paul Urkijo (‘Errementari’), que obtuvo un total de cinco nominaciones en los recientes Premios Goya, llegará a los cines españoles el próximo viernes, 24 de febrero, de la mano de Filmax.
A lo largo de su recorrido por festivales, el filme ha obtenido sendos Premios del Público, entre otros tantos reconocimientos, en la Semana de Cine Fantástico y Terror de San Sebastián y en el Festival de Sitges. ‘Irati’, que ha sido rodada en diferentes localizaciones de Álava, Guipúzcoa, Vizcaya, Navarra y Huesca, está ambientada en la oscura etapa histórica del siglo VIII, con elementos mágicos de la mitología vasca.
Con el euskera como lengua principal, el reparto está encabezado por el ganador de un Goya Eneko Sagardoy (‘Handia’), Edurne Azkarate (‘Gutuberrak’), Iñigo Aranbarri (‘Patria’), Nagore Aramburu (‘Loreak’), Elena Uriz (‘Akelarre’), Iñaki Beraetxe (‘Ostertz’), Ramón Agirre (‘Errementari’), e Itziar Ituño (‘La casa de papel’).
‘Irati’ cuenta con un equipo técnico formado por Nerea Torrijos a cargo del vestuario, Mikel Serrano como director de arte, Maite Arroitajauregui y Aranzazu Calleja al frente de la banda sonora (todos ellos ganadores de un Goya por ‘Akelarre’), David Heras y Jon Serrano a cargo de los efectos especiales (ganadores de un Goya por ‘Handia’), Gorka Gómez como director de fotografía y Pedro Rodriguez al frente del maquillaje.
La cinta está producida por Irati Zinema AIE (Bainet, Ikusgarri Films, Kilima Media), en coproducción con La Fidèle Production. Asimismo, cuenta con el apoyo del ICAA, EITB, RTVE, el Gobierno Vasco, el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz, y las Diputaciones Forales de Álava y de Guipúzcoa. Las ventas internacionales corren a cargo de Filmax.
Sinopsis
Siglo VIII. El cristianismo se extiende por Europa mientras las creencias paganas desaparecen. Ante el avance del ejército franco al atravesar los Pirineos, el líder del valle pide ayuda a una diosa ancestral. Mediante un pacto de sangre, derrota al enemigo dando su vida a cambio, pero antes, hace prometer a su hijo Eneko que liderará a su pueblo en la nueva era. Años más tarde, Eneko afronta esa promesa con una misión: recuperar el cuerpo de su padre, enterrado junto al tesoro de Carlomagno. Pese a su fe cristiana, necesitará la ayuda de Irati, una pagana. Ambos se adentrarán en un inhóspito bosque donde «todo lo que tiene nombre, existe».
Coincidiendo con la presentación de la película que tuvo lugar el pasado jueves, 16 de febrero, en los Cines Renoir Princesa de la capital madrileña, Audiovisual451 tuvo la oportunidad de conversar con Paul Urkijo sobre todo lo que rodea a ‘Irati’:
Audiovisual451: ¿Cómo surgió la idea de hacer esta película?
Paul Urkijo: «En total, he estado trabajando casi seis años para sacar adelante esta película, que es el fruto de una obsesión que arrastro desde que era un niño. Mis padres me llevaban muy a menudo al monte, y mientras caminábamos por el bosque, lo cual es toda una tradición en el País Vasco, me hablaban de seres como Basajaun, las lamias que vivían en los ríos o Mari, una diosa que permanecía oculta en el interior de una cueva. La verdad es que siempre me ha gustado mucho la fantasía, los monstruos y, especialmente, la mitología vasca, que es aquella que siento más cercana, por motivos evidentes».
A451: ¿Cuál fue tu inspiración a la hora de dar forma a ese singular universo mitológico en torno al que gira ‘Irati’?
P.U.: «Durante años, me dediqué a hacer una serie de cortometrajes de género fantástico, y ya en 2018 estrené mi primera película, ‘Errementari’, basada en un cuento folclórico de raíces cristianas. Sin embargo, la mitología telúrica presente en ‘Irati’ es una mitología mucho más ligada a la naturaleza, cuyos fenómenos se ven encarnados en una serie de deidades. Allá por los noventa, leí un cómic titulado ‘El ciclo de Irati’, que bebía de la mitología y la tradición oral para contar la historia de Eneko, un joven señor feudal cristiano del siglo VIII, e Irati, una mujer enigmática y pagana. Entonces, se me ocurrió utilizar este cómic como vehículo para llevar a la gran pantalla a estos dos personajes que tan interesantes me resultan, ya que simbolizan el choque entre dos mundos opuestos».
A451: Incluyendo, además, numerosas menciones históricas…
P.U.: «Si bien el cómic me sirvió como punto de partida, cambié el relato de arriba a abajo y me decidí por abordar acontecimientos históricos como la batalla de Roncesvalles, que enfrentó a los pueblos vascones y a los francos de Carlomagno, o las relaciones que se dieron entre la nobleza protonavarra e importantes familias musulmanas como los Banu Qasi, todo ello con el único propósito de contar las cosas a mi manera. En definitiva, ‘Irati’ es un canto de amor a lo que me gusta desde niño, una historia de espada y brujería».
A451: ¿Qué referentes del oficio has tenido presentes a la hora de hacer ‘Irati’?
P.U.: «Hay muchos directores contemporáneos, como pueden ser Álex de la Iglesia, Peter Jackson o Guillermo del Toro, que me encantan, pero, sin duda, mi mayor inspiración son las películas de espada y brujería de los años ochenta, tales como ‘Exacalibur’ y ‘Conan el Bárbaro’, y también anteriores, como ‘Jasón y los argonautas’, de Ray Harryhausen».
A451: Es evidente que te sientes muy cómodo dentro del género fantástico…
P.U.: «Podría decirse que es mi zona de confort, pero se trata de una zona de confort muy poco confortable. Hacer una película siempre es un reto muy complicado para mí, y es que, como dice Scorsese, si un director no tiene miedo antes de comenzar un rodaje, significa que algo va mal. El género fantástico es el que más me gusta porque disfruto muchísimo con todo el proceso creativo: componer un universo mitológico, dar forma a las criaturas que lo integran, pensar en situaciones oníricas, etc. Además, creo que es uno de los géneros más poderosos que existen, ya que no tiene límites y permite dejar volar la imaginación hasta el infinito, y por eso, voy a seguir haciendo películas fantásticas. También soy muy aficionado al terror, la acción y la temática histórica, y por qué no, quizá algún día me atreva a hacer una especie de comedia negra con tintes fantásticos».
A451: Hablando de acción, ¿Cómo ha sido el planteamiento de este tipo de secuencias en ‘Irati’?
P.U.: «Ya en la fase de guion, me dedico a escribir la sucesión de eventos de acción con bastante detalle. Me parece importante que las escenas de peleas y batallas estén bien descritas sobre el papel para que podamos valorar si estas sirven de apoyo al drama y a la emoción, lejos de ser simples artificios. La acción tiene que generar peligro y propiciar que la narración avance, tal y como sucede en la pelea que protagonizan Eneko e Irati, en la que un personaje va ayudando al otro alternativamente. Por otro lado, yo practico artes marciales desde los 15 años, por lo que me encantada todo lo relacionado con las técnicas y las armas. En un primer momento, yo presento las coreografías de las escenas, y luego, discuto el asunto con el coordinador de especialistas para darles forma. Por ejemplo, en el caso de la pelea que sucede en el bosque, yo le decía que tenía que ser más sucia para dar más miedo, sin caer en florituras que hacen que, al final, se pierda mucho realismo. El diálogo ha sido constante y me he divertido mucho diseñando peleas, la verdad».
A51: ¿Fue difícil conseguir la financiación y las ayudas públicas necesarias?
P.U.: «Al principio, cuando planteaba hacer una película como esta, todo el mundo me decía que era imposible hacer algo así en España, y es que, a la hora de sacar adelante mis cortometrajes, muchos de los cuales se encuadran dentro del género de espada y brujería, siempre he partido de limitaciones. Yo dimensionaba este tipo de proyectos en base a los recursos de los que disponía y a la pregunta de si creía que era factible hacerlos, o no, y, en el caso de ‘Irati’, tuve bastante claro desde el principio que sí que era posible».
A451: Fue un rodaje con muchos exteriores, ¿Cómo afectó esto a la producción?
P.U.: «Así es. Esta es una película de género fantástico, pero la historia se apoya mucho en la naturaleza, lo que supone un claro valor de producción, puesto que únicamente teníamos que ir hasta esas localizaciones reales y encender las cámaras, a pesar de que el acceso solía ser difícil. Por lo tanto, no tuvimos que construir ningún decorado y, a su vez, decidimos enfrentar los efectos especiales de una manera muy sugerente a nivel visual, en base al realismo mágico y sin caer en un espectáculo demasiado artificioso que, al final, acaba siendo algo traicionero, porque el espectador no se lo termina de creer».
A451: ¿Cómo encaraste el desarrollo de la película a nivel visual?
P.U.: «A medida que voy escribiendo el guion, suelo trabajar también el aspecto visual de mis películas, dado que soy ilustrador y me gusta mucho todo lo relacionado con el arte conceptual y las storylines. Habitualmente, preparo un libro de tapa dura que luego le presento tanto a los productores, para convencerles de que apoyen el proyecto, como a mi equipo, para transmitirles las ideas que tengo en la cabeza. En definitiva, se trata de aterrizar las imágenes que circulan por mi mente en algo tangible que puedas enseñar a los demás, y esto se termina traduciendo en un proceso de trabajo bastante largo. Han pasado casi seis años desde que me metí en este lío y la verdad es que, cuando llegó el momento de rodar, me sentía tan cansado que casi no me acababa de creer que, al final, iba a conseguir hacer esta película, pero el caso es que lo he conseguido y aquí estoy».
A451: ¿Y cómo fue el rodaje?
P.U.: «Lo cierto es que disfruté muchísimo de las ocho semanas que duró el rodaje. Intenté ser muy flexible y orgánico a la hora de trabajar en todas esas maravillosas localizaciones naturales de País Vasco, Navarra y Huesca en las que se ambienta la historia, puesto que, a pesar de que ya había dibujado toda la película, nunca me ha gustado encorsetarme».
A451: ¿En qué fechas tuvo lugar la filmación?
P.U.: «Decidimos rodar primero en el verano de 2021, estación en la que transcurre el tramo inicial de la historia que desemboca en la batalla de Roncesvalles, y más adelante, retomamos el trabajo en otoño, que es la época del año durante la que se desarrolla el resto de la película, una vez han pasado esos 14 años que separan ambos periodos. Mi intención era captar ese momento justo, el cual suele coincidir con la primera semana de octubre, en el que las hojas cambian de color y empiezan a aparecer esos tonos dorados y rojos que son tan característicos de los famosos hayedos de Irati y que me servían como metáfora de ese mundo mitológico decadente y crepuscular que está desapareciendo».
A451: Desde luego, el cambio de colores que se observa en los bosques según avanza la historia es todo un espectáculo para la vista…
P.U.: «En resumidas cuentas, quise reflejar un viaje del verde de la primera parte al rojo más propio de la sangre y de ese útero que representa la cueva en la que habita la diosa Mari, pasando, por supuesto, por el dorado, identificado, en este caso, con el cristianismo y la frialdad. Lo cierto es que tuvimos mucha suerte porque, durante las últimas jornadas de rodaje, justo al terminar de trabajar en exteriores, estuvo lloviendo sin parar. No puedo dedicar más que palabras de agradecimiento a todo el equipo, ya que todo el mundo se dejó la piel para que las cosas saliesen bien, no solo durante el rodaje, sino también a lo largo de ese año más que dedicamos a culminar todos los procesos relacionados con la postproducción, los efectos especiales, la música, etc. Ha sido un camino muy difícil, pero cuando trabajas en lo que te apasiona, las ganas te empujan a sacarlo adelante».
A451: Tratándose de una película de época, ¿Cómo fue el trabajo a nivel de arte y de ambientación?
P.U.: «Siempre tiendo a oscurecer las cosas, puesto que es el tipo de estética que me gusta. El siglo VIII es una época muy desconocida porque apenas nos han llegado vestigios de aquel periodo: son muy pocas las ilustraciones y las iglesias románicas de tanta antigüedad que aún existen hoy. En resumen, quería que la película reflejase el sincretismo que guarda la iconografía religiosa de aquella época, la cual todavía estaba formándose, con la naturaleza. Si bien ‘Irati’ transcurre por una línea difusa entre la leyenda y la historia, hemos contado con la ayuda de historiadores a la hora de documentarnos e investigar. Y hay que tener en cuenta también que, a pesar de ser reales, muchos de esos personajes, como el propio protagonista, conocido como Íñigo Arista, el primer rey de Pamplona, y acontecimientos, como es el caso de la batalla de Roncesvalles, están sembrados de lagunas. En definitiva, yo quería ser fiel a la imaginería épica tan propia de relatos medievales como el ‘Cantar de Roldán’, que entremezclan realidad y ficción».
A451: ¿Por qué crees que leyendas como las que se narran en ‘Irati’ siguen llamando nuestra atención después de tantos siglos?
P.U.: «Los mitos siguen vigentes porque funcionan. No hemos cambiado tanto como nos creemos a lo largo de estos miles de años, y los personajes que aparecen en estas leyendas nos representan. Es decir, esas aventuras y esas criaturas que las protagonizan son fósiles vivientes y siguen sirviendo como arquetipos para entender el mundo. Es necesario que cuidemos todas esas formas de ver el mundo que difieren de las grandes religiones globales porque hacen de este planeta un lugar mucho más interesante».
A451: La película cuenta con unos efectos especiales de gran calidad, ¿Cómo fue el proceso de postproducción?
P.U.: «Yo siempre parto del diseño de artes conceptuales que luego enseño a los respectivos jefes de equipo, pero, según vas rodando, las cosas varían mucho, sobre todo en fase de montaje. El diálogo con el supervisor de VFX ha sido fundamental para darle a los efectos especiales el acabado que yo buscaba, siempre en estrecha relación con el elemento natural de turno. Nuestras propias limitaciones nos obligaban a pensar efectos más sutiles, pero que, sin embargo, terminaban siendo mucho más poderosos».
A451: Entre ‘Errementari’, tu primer largometraje, e ‘Irati’, ¿Qué claves dirías que has aprendido sobre la profesión de director?
P.U.: «Pienso que he aprendido a ser bastante más flexible. En ‘Errementari’, me esforcé mucho para tenerlo todo preparado y quise controlar todos los procesos de principio a fin, por lo que fue un trabajo más encorsetado. Sin embargo, en ‘Irati’, gracias al protagonismo del que goza la naturaleza, fui mucho más orgánico a la hora de planificar, lo que hace que la película respire más y, a mi parecer, funcione mejor. Además, a diferencia de mi primera película, esta vez no he sido yo quien ha llevado a cabo el montaje, una labor que ha correspondido a una profesional de la talla de Elena Ruiz. Por todo ello, he podido trabajar mucho más tranquilo, a pesar de estar haciendo una película que era el triple de grande. Creo que la experiencia que he ganado me ha ayudado a quitarme presión de encima y he podido disfrutar mientras veía a cientos de figurantes revolcándose en el barro».
A451: ¿En cuántas salas tenéis previsto estrenar el próximo 24 de febrero?
P.U.: «La idea es que rondemos las cien salas. Queremos llegar a la mayor cantidad de cines posible porque esta es una película concebida para verse en pantalla grande».
A451: ¿Qué tal está la situación en lo que respecta a las ventas internacionales?
P.U.: «Poco a poco, vamos dando pasos en la buena dirección. Vamos a estar presentes en el mercado de Berlín y, en paralelo, Filmax está en conversaciones con compradores de diferentes países. Nuestras expectativas son buenas porque, a pesar de tratarse de una historia muy local, es una película universal destinada a todo tipo de públicos».
A451: ¿El hecho de que la película esté íntegramente rodada en euskera os ha supuesto algún problema a la hora de venderla?
P.U.: «Siempre se dice que las películas rodadas en castellano o en inglés se venden mejor, pero, para mí, era vital que en esta película se hablara en euskera porque todos esos relatos, nombres propios y canciones que conforman la película son parte de ese universo que ha venido transmitiéndose tal cual durante siglos. El euskera es mi lengua, y al igual que las leyendas, es una forma particular de entender el mundo. Además, con ‘Errementari’ ya pude comprobar que el euskera le acabó dando un valor exótico a la película que se tradujo en un plus muy apreciado por muchísima gente. Por eso, animo a todo el mundo a que utilice sus películas para poner en valor idiomas diferentes a los mayoritarios».
A451: Para terminar, ¿Puedes adelantarnos algo sobre futuros proyectos?
P.U.: «Todavía no puedo decir cuál va a ser exactamente mi siguiente proyecto, pero lo que sí que puedo adelantar es que voy a seguir tirando por la misma línea. Lo que me gusta es el género fantástico vinculado al folclore y eso es lo que quiero a seguir haciendo».