Según informa la organización del Festival de Cannes, el 25 abril, Paulo Branco y su sociedad de producción Alfama Films solicitaron a la justicia prohibir la proyección de la película ‘El hombre que mató a Don Quijote’ (The Man Who Killed Don Quixote) de Terry Gilliam, programada para el 19 de mayo en la clausura del Festival de Cannes 2018. Esta solicitud será examinada en un procedimiento de urgencia el próximo 7 de mayo, el día anterior a la inauguración del Festival.
Ya el pasado abril, los productores españoles de la película de Gilliam lanzaban un comunicado para aclarar que el conflicto legal entre el productor Paulo Branco (Alfama films) y el director Terry Gilliam, por lo derechos de su anterior proyecto, algo que a su juicio “no tienen nada que ver con la propiedad de los derechos de ‘El Hombre que mató a Don Quijote’, rodado el pasado verano en España”.
Ahora, en su comunicado, el certamen galo señala que:
En vista de que Branco ha estado muy presente hasta el momento en el terreno mediático y jurídico, consideramos que es importante hacer valer las razones que nos llevaron a seleccionar esta película y exponernos a un ataque por parte de un productor cuya imagen y credibilidad, tal como menciona con frecuencia su abogado, Juan Branco, se han construido en base a sus numerosas presencias en Cannes y gracias a su cercanía con grandes autores consagrados por el Festival, lo cual es cierto y no hace más que aumentar nuestro desconcierto.
El invierno pasado, cuando Terry Gilliam se preparaba para presentarnos ‘El hombre que mató a Don Quijote’ junto a Kinology Films, vendedor de la película, y Océan Films, su distribuidor, Branco informó de su litigio con el director, surgido tras la ruptura de su colaboración durante la preproducción de la película.
Los conflictos como el litigio entre Branco y Terry Gilliam no son inusuales, el Festival recibe con frecuencia información sobre los mismos, pero no nos corresponde adoptar una posición respecto a este tipo de asuntos. Por ello, tras haber visto la película, y puesto que su estreno simultáneo parecía posible, decidimos presentarla en Selección oficial.
La misión del Festival de Cannes consiste en seleccionar las obras exclusivamente según criterios artísticos, y la selección se realiza ante todo de acuerdo con el director, condición que se cumple cabalmente en este caso. Se nos había advertido respecto a los posibles litigios y riesgos que corríamos en el marco de una situación similar a otras que habíamos enfrentado anteriormente, sin embargo, cuando tomamos la decisión, nada se oponía a la proyección de la película en el Festival.
Así pues, no hemos actuado a la ligera ni hemos recurrido a una «imposición por la fuerza», tal como ha declarado Juan Branco a la prensa. La «imposición por la fuerza», como todos lo saben en nuestra industria, ha sido siempre el método preferido de Branco, no olvidemos que hace unos años organizó una conferencia de prensa para denunciar al Festival de Cannes porque, según alegaba, no habíamos cumplido una «promesa de selección» para una de sus películas. Esta acusación no llegó muy lejos, ya que el Festival no realiza promesas de selección, el Festival o selecciona una película o no la selecciona. Actualmente, Branco permite a su abogado recurrir a la intimidación y realizar declaraciones difamatorias a la vez ridículas y grotescas, incluso contra el antiguo Presidente de un evento del cual Branco se ha servido durante toda su carrera para forjar su propia reputación.
El Festival de Cannes acatará la decisión de la justicia, sea cual sea, pero queremos reiterar que estamos del lado de los cineastas y, específicamente en este caso, del lado de Terry Gilliam, plenamente conscientes de la importancia que tiene para él este proyecto que ha sufrido tantas vicisitudes, provocadas en esta instancia por los ardides de un productor que con este episodio demuestra haberse quitado definitivamente la máscara y que nos amenaza, a través de su abogado, con una «derrota deshonrosa».
Pero la derrota sería ceder ante las amenazas. Hoy, cuando dos de los cineastas invitados a la Selección oficial se encuentran recluidos en arresto domiciliario en sus propios países y Rafiki, la película de Wanuri Kahiu presentada en Selección oficial es víctima de la censura en Kenia, su país de producción, es más importante que nunca recordar que los artistas necesitan recibir apoyo en vez de ataques. Esta ha sido y seguirá siendo la tradición del Festival de Cannes.
La proyección en el marco de la clausura del Festival está sujeta a la decisión del juez en la audiencia del próximo 7 de mayo. El estreno de la película en Francia se mantiene programado para el sábado 19 de mayo con 300 copias. El Festival de Cannes espera la decisión del Tribunal con serenidad.
Pierre Lescure, Presidente, y Thierry Frémaux, Delegado general.