El año ha comenzado en Galicia con una reivindicación por parte de los productores de videojuegos, que reclaman el apoyo de la Administración, al tiempo que piensa en organizarse para cobrar fuerza y conseguir apoyo para la profesionalización y el reconocimiento de la todavía incipiente industria en la región.
No hay duda de que el mercado de los videojuegos es el más potente del entretenimiento, con cifras de negocio que superan con creces a las del cine y la televisión. Sin embargo, desde el CLAG (Cluster Audiovisual Gallego) y con productores como Julio Casal de Ficción Producciones o Fernando Prieto de Gato Salvaje, señalan que las administraciones deberían prestar apoyo económico e institucional al sector de los videojuegos, que, entre otras, es un gran exportador.
«Vamos a remolque, falta el dinamismo de países anglosajones, que apuestan por sectores y los sacan adelante. En España cobramos impuestos a todos y damos subvenciones a algunos; es injusto porque no tienes las mismas oportunidades», señaló Prieto según recoge Europa Press.
Si bien AGADIC, la Agencia de la Industria Cultural de Galicia, mantiene subvenciones para producciones de cine y televisión, que en 2014 han sido de 2,53 millones de euros, carece de ayudas concretas para los videojuegos. Cabe recordar que la Unión Europea ha calificado esta industria como cultural y creativa, lo que hace pensar que en los próximos años el rumbo de los videojuegos cambiará notablemente en lo referente a las políticas públicas.
Por ello, los creadores de videojuegos ubicados en Galicia están pensando en la puesta en marcha de una asociación que les permita tener una voz única de cara a la Administración. De hecho, han iniciado las conversaciones para crear la asociación.
De las 330 empresas existentes en España dedicadas a los videojuegos, según el Libro Blanco de DEV, tan sólo un 3,4 por ciento están ubicadas en Galicia, lo que la convierte en la sexta comunidad autónoma de España en este ránking, por detrás de Madrid, Cataluña, Valencia, Andalucía y País Vasco. Uno de los obstáculos es la falta de centros de formación específicos.