This is the end, my friend! Así decía la canción de Los Doors. O mejor aún como dicen los Looney Toons de la Warner Bros, lástima que terminó… Hablamos de ‘Mad Men’. Hemos llegado al principio del fin. ¡Y cómo lo hemos disfrutado hasta el final! Con estilo y sabor.
Ese fue el deseo de Matthew Weiner, creador de esta serie, que arrancó la última temporada con un baile “rojo y negro” en el Dorothy Chandler Pavillion de Los Angeles. Una gala elegantísima a la que acudieron todos los protas de la serie, Jon Hamm hecho un jamón, Christina Hendricks arrebatadora; January Jones, sin comentarios, con ganas de fiesta, bailongo con la banda Avalon Jazz y luego con un DJ y mucha comida.
Vale que no había gambas pero todo estaba buenísimo, salmoncito, coles de Bruselas salteadas, roast beef cortado a nuestro gusto y mucho vino y martinis, al estilo decadente al que ‘Mad Men’ nos tiene acostumbrados.
Una fiesta que no se quiso perder nadie porque normalmente en estas premieres, y más cuando son de televisión, van los que son y vale. Pero por aquí vimos pasear a Matt Groening, a Molly Ringwald, nuestra adorada ‘Pretty in Pink’, a Jon Cryer (avasallado por los paparazis a la puerta) o a Ty Burrell, de ‘Modern Family’. Y por supuesto, Raimundo Hollywood y su fiel compañero Ovedito, que no nos perdemos una.
Una soiré donde el Dorothy Chandler, sede de la Opera de Los Angeles y hace años también de los Oscar también, fue el protagonista, decorados sus grandes salones de espejo con rosas rojas reventonas y donde hasta las servilletas (negras) de cóctel estaban impresas con frases claves de la serie. Un lugar perfecto dado que el Dorothy Chandler fue utilizado en la serie en diferentes ocasiones, especialmente para aparentar un fastuoso hotel en Roma de los años 60. Entre otras maravillas del lugar les pillaba al lado de donde rodaron la serie.
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