Las noticias llegan un poco retrasadas porque Raimundo Hollywood se alejó unos días de la nave nodriza de la industria hollywodense para tomarse un merecido descanso con su oso cinéfilo, Ovedito. Claro está que les pudo el amor por el séptimo arte y se fueron nada menos que a Bora Bora, tras las huellas de su querido Marlon Brando. Pero de eso ya hablaremos otro día porque antes de montarse en el avión aquí que se fueron a celebrar 50 años de música y películas con Steven Spielberg y John Williams.
¡Vaya puntazo que fue la velada! Con el hombre más veces candidato al Oscar como es Williams y el autor de las películas más memorables de la historia reciente del cine, da igual que te las des de erudito o comas palomitas como un cosaco (suponiendo que los cosacos comieran palomitas). Una pareja enternecedora que vale, están de promoción de ‘The Fableman’ y sus candidaturas al Oscar, que uno no ha nacido ayer y sabe que todo lo que pasa en Hollywood entre enero y marzo es promoción en plan deme un Oscar.
Pero fue encantador escucharlos recordar cómo se conocieron, con Williams insistiendo que Steve no era más que un chaval del que dudó durante su primera cita que le fueran a dejar beber alcohol en el restaurante. Que ya se sabe lo restringido que está el alcohol en Estados Unidos hasta que uno no cumple los 21. ¿Comprar un arma? Sin problemas. ¿Beber una cerveza? Pecado mortal.
La verdad es que Johnny Williams, como se llamó al principio de su carrera, le estuvo tomando todo el tiempo el pelo a Spielberg (quien además de peinar canas también tiene la coronilla un tanto despejada) porque tantos, tantos, no se llevan. Steven tiene ya los 76 mientras que Johnny se calza el 8 de febrero los 91 mejor llevados de Hollywood. Pero se ve que el compositor sigue tratando al realizador como si fuera su hijo, del que no puede ocultar sentir un gran orgullo. Y Stevie… bebe por donde pasa Williams.
Tal es el caso que además de maravillarnos y maravillarse hablando de sus trabajos juntos, de la libertad que Steve le da para componer lo que quiera (entre risas Spielberg reconoció que el no sabe música así que cualquier otra alternativa sería terrible), Williams se desdijo de su anunciada jubilación y aseguró que seguirá trabajando con el realizador de ‘E.T.’ Y Ovedito es que se salía de su asiento de la ilusión que le hizo, especialmente cuando Spielberg respondió eso de que se tendrá que poner a pensar en algo rápido para no perder tal oportunidad de volver a trabajar juntos.
Un momento de celebración que acabó en la intimidad y en familia, compartiendo canutillos de atún picante y pequeñas pizzas con salmón ahumado preparadas por el mismísimo Wolfgang Puck en su restaurante Spago, en el corazón de Beverly Hills, con el reparto de ‘The Fableman’, Spielberg y Johnny. No hubo gambas, pero por una vez, fue un detalle sin importancia.
