Como un rey que comienzan Raimundo Hollywood y su fiel oso Ovedito este año que ahora entra. Porque el pistoletazo de salida que son los Globos de Oro este año tuvieron lugar en el mismísimo día de Reyes. ¡Y qué regalos les trajeron! Para empezar un Globo de Oro nuevo y reluciente, mucho más grande que el anterior, pedestal dorado, con un chip para evitar falsificaciones (al parecer las hay y, qué causalidad, como con todas las buenas marcas, su copia falsa viene de China). ¡Y las letras HFPA troqueladas entre la bola del mundo y la base!
Pero lo mejor es el baño de estrellas que Raimundo y Ovedito se pegaron. Tanto que se dieron de bruces con ese pedazo de cola que llevaba Lady Gaga, que parecía un merengue azul y se vieron forzados a acompañarla a las cocinas del Beverly Hilton donde se sacaron un selfie (bueno le dejaron fuera, qué le vamos a hacer). Para consolarse se sacó una foto con el mismísimo Dude, el homenajeado Jeff Bridges.
Una vez más Raimundo Hollywood y Ovediro se metieron entre bambalinas para celebrar la victoria de Alfonso Cuarón, para acompañar a Harrison Ford por el escenario y para comprobar que el dúo Anne Hathaway Jessica Chastain se lleva tan, tan, bien que llegaron a parecer esa noche una hidra de dos cabezas. Eso tras negociarle al mexicano un papelito en su próxima película, que ellas quieren ser como Sandra Bullock. Bueno, no se lo dijeron así pero es lo que querían decirle.
Christian Bale, y no Satanás, fue el último en llegar a la alfombra roja y salió tan bien parado que se llevó el Globo al mejor actor de comedia (aunque maldita la gracia de ‘Vice’ pero mira que su trabajo merece la pena). ¿El mejor vestido de la noche? Billy Porter, nominado por la serie ‘Pose’ y que parecía llevar una capa española en sus hombros. Y el mejor encuentro de la noche, el de Antonio Banderas, nominado por ‘Picasso’, con el codirector de ‘El lince perdido’, su primera producción animada en España. ¿Preparando una segunda parte? ¿O mejor, una serie de televisión? No se pierdan el próximo capítulo de lo que se coció en los pasillos de la 76ª edición de los Globos de Oro (incluidas muchas cápsulas de café que, además de los obligados botellones de champán y cajas de bombones, regaron el salón en el que se celebraron estos premios)
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