Lo prometido es deuda y aquí volvemos, Ovedito y Raimundo Hollywood, con los Globos de Oro que no viste.
Unos Globos de perros por más de una razón: un ejército de K-9 o unidad canina de la policía se paseó por la alfombra roja asegurando que la fiesta se celebrara en paz mientras que alguna starlette canina que otra buscaba cimentar su fama posando con el Globo. Como diría Lucy, el perro de Raimundo, qué falta de dignidad.
También fueron Globos perrunos porque llovió hasta casi comenzar la ceremonia. No importó mucho entre tanta fiesta porque una carpa lo protegió todo de la lluvia. Para los de HBO la noche fue una fiesta entre dos aguas con la pista de baile montada a base de mecanotubos encima de la piscina, un escenario que limpiaron tras las lluvias para quitarle el agua y dejarlo todo como si allí no hubiera pasado nada.
Theo Kingma levantó a la audiencia de sus asientos con un discurso a favor de la libertad de expresión “de París a Corea”. Pero el presidente de la HFPA tuvo que practicar su discurso en una sala vacía con unos cartelones con nombres y fotos de los famosos sentados en las sillas como únicos testigos.
Los primeros en llegar a la alfombra roja fueron los chicos de ‘El séquito’. Aunque no estaban nominados a nada aparecieron allí todos, incluso sus fans llenaron las gradas pero era todo de mentira. Antes de que empezara la gala rodaron unas imágenes que saldrán en el largometraje que se estrena este año. La verdad es que el primero en pisar el suelo de la alfombra roja de fue Roy Conli, productor de ‘Big Hero 6’.
George Clooney no dejó de proclamar a los cuatro vientos su matrimonio, incluso a Harrison Ford, a quien hizo un guiño diciéndole que ya era hora mientras nuestro “Indy” lo único que quería era encontrar el baño más cercano para llevar a su esposa, Calista Flockhard.
Lo de los baños es un tema complicado en estas galas de vestidos ceñidos. Sabemos a ciencia cierta que Amy Adams tuvo que hacer llamar a su publicista para que la ayudara a ir al baño. Seguro que entre tanta belleza no fue la única.
Y para demostrar que todos somos humanos, incluso las damas de la realeza británica y gran actriz Helen Mirren se trajo un segundo par de zapatitos más cómodos y en cuanto acabó la alfombra roja se los puso para tener la fiesta en paz.
Prince fue el centro de todas las miradas. No cantó como se esperaba en la fiesta de Warner Bros. pero su mesa fue el lugar más concurrido. Estaba situada fuera del centro de operaciones llamado pit donde están todas las estrellas, sentado en la primera elevación donde se sitúa a los famosos pero menos. Pero Jennifer Lopez estaba emperrada en hacerse un hueco allí mientras Trent Reznor y Adam Levine ocupaban sus asientos en este paraíso musical.
Mientras Emily Blunt, acompañada de su marido Jon Krasinski, y Jennifer Aniston no cejaron en su empeño de sentarse juntitas a pesar de que ambas estaban nominadas como mejor actrices, lo que significa que no sientas a dos candidatas juntas para evitar los gruñidos. Pero al parecer las chicas son muy amiguitas y no pueden vivir separadas.
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