Raimundo Hollywood de peregrinación por Salamanca hasta la Filmoteca de Castilla y León

Ausente del mundanal ruido de Hollywood durante estos tiempos de pandemia y otros líos, Raimundo Hollywood regresa por sorpresa especialmente porque lo hace fuera de su ambiente.

Raimundo en Salamanca

En lugar del glamour de los Oscar, del paseo de las estrellas o del calor de los focos y las palmeras, nuestro comentarista de Hollywood acompañado de su fiel oso cinéfilo, Ovedito, ha preferido el ambiente recio y curtido de Salamanca con un frío que se las pelaba, aunque un cielo azul que recordaba el de Los Angeles. Pero la meta valía la pena y su nombre lo dice todo: “Artilugios para fascinar”.

Raimundo en Salamanca

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Porque Raimundo Hollywood fue a la capital salmantina para visitar la colección de Basilio Martín Patino ubicada en la Filmoteca de la Junta de Castilla y León. Todo hay que decirlo que sin quitarse años (aunque Ovedito es un oso muy vanidoso), la obra de Martín Patino no es mucho de su generación aunque por supuesto que conoce sus tres grandes documentales ‘Canciones para después de una guerra’ (1971), ‘Queridísimos verdugos’ (1973) y ‘Caudillo’ (1974).

Pero a Raimundo lo que realmente le interesan son esos artilugios para fascinar a los que el director salmantino era tan aficionado, esa colección tan extensa como interesante dedicada al precine, de linternas mágicas, zootropos y taumatropos a esos teatros de papel, sombras chinescas o, algo más recientes si bien aún lejanos en el tiempo, los cines de papel fabricados en Cataluña y que con el nombre de Cine Nic hicieron las delicias caseras antes de la llegada del Super 8, el DVD o las plataformas.

Raimundo en Salamanca

Raimundo en Salamanca

Raimundo en Salamanca

Raimundo en Salamanca

Y qué mejor cicerone para enseñarle la colección guardada en este museo filmoteca que su amigo Antonio Sánchez, bejarano de pro y uno de los grandes expertos en Cine Nic y otras formas de precine que sigue tanto de forma personal como profesional. Además, Ovedito se quedó prendado de su estilo al vestir y ha pedido ya una camiseta de Cine Nic aunque no sea muy políticamente correcta al otro lado del charco.

Raimundo en Salamanca

Pillamos a Antonio en plena faena y mientras Raimundo se paseaba por la Filmoteca y Ovedito se hacía amigo del león de piedra, mascota del centro, Sánchez estuvo formando a nuevas generaciones en el arte del Cine Nic, proporcionándoles plantillas e ideas para que animaran en papel sus primeros dibujos y alucinaran viéndolos en movimiento.

Raimundo en Salamanca

Pero como conocemos bien a Raimundo y ya sea Hollywood o Salamanca, y es de buen yantar pues a falta de gambas ahí que se fue a conocer las delicias locales, desde la jeta, una mezcla de torrezno y oreja en la que una vez más se demuestra que en la dieta ‘porcotariana’ todo se come, hasta los nazarenos de chocolate, versión salmantina de los huevos de pascua.

Raimundo en Salamanca

Raimundo no dejó piedra por remover y siguiendo su afición por el cine recordó la película de Alejandro Amenabar ‘Mientras dure la guerra’ y pasó por la casa de Unamuno, se paseó por la catedral y por la universidad y tampoco le hizo ascos a la casa de las Conchas. Claro que el corazón de Ovedito se lo llevó una osita de peluche del circo en el precioso museo de Art Deco y Art Nouveau de la Casa Lis a la que hasta se animó a sacar una foto aunque estaba prohibido.

Raimundo en Salamanca

 

Una historia de amor que paseó románticamente por el río Tormes y le contó primero al Lazarillo para luego acercarse al huerto de Calisto y Melibea para cantárselo a La Celestina.

Un fin de semana de cine, comida y amigos en una ciudad de Alucine, como se llama la exposición itinerante de precine que tiene Sánchez.

Copyright de las fotografías: R&R Communications

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