Llega el verano y Ovedito, nuestro oso mitómano, no ha tenido otra idea para escapar del calor que acercarse a San Diego para dar rienda suelta a sus más puros instintos frikis en la ya mítica Comic-Con, la covencion de cómics y cultura popular más grande del mundo y que encima este año cumplía sus cincuenta años de existencia.
Así nuestro oso pudo fotografiarse con sus héroes de cómics y cine más populares, desde Spider-Man en todas sus variaciones, Remy y sus amigos de ‘Ratatouille’, Maui de ‘Moana’ a la familia ‘Beetlejuice’ al completo o los ladrones de la españolisima ‘Casa de papel’ y hasta se arrejuntó con el mismisimo monstruo de las galletas.
Y como no solo de cosplay vive el oso, Ovedito pudo también charlar con héroes de carne y hueso como George Takei, el inolvidable Sulu del ‘Star Trek’ original. Y justo el día del aniversario de la llegada del hombre a la Luna, con Colleen Cooper, hija del famoso astronauta Gordon Cooper, comandante de las misiones Gemini y Mercury que antecedieron a las misiones Apolo. Ovedito, que dicho sea de paso es también un friki de la astronáutica, pudo así celebrar la efeméride, en compañía de Snoopy, su héroe de cómic favorito, que fué la mascota oficial del alunizaje hace la friolera de cincuenta años.
Aprovechando su estatus de oso VIP, también se pudo colar en las fiestas de ABC donde disfrutó de un espectáculo de sirenas en la piscina a lo Esther Williams (pero menos) y bailó con los Banana Splits en la fiesta de WarnerTV aprovechando el anuncio de un próximo film de este singular grupo de animales músicos, que a España solo llegó en su forma animada pero que en USA tuvo tanto éxito como Los Monkees.
En el departamento de premios Ovedito se emocionó con el “Inkpot” que ganó Paco Roca, por su carrera artistica, y celebró los 7 premios Eisner, los Oscar del comic, que otros tantos autores españoles o hispanos se ganaron por su obra publicada en Estados Unidos.
Fueron cinco dias intensitos, en los que más de medio millón de fans del mundo entero llenaron las calles de San Diego de alegría, disfraces y amor por la cultura popular, a la vez que los grandes estudios de Hollywood empapelaban trenes y edificios con sus series más celebradas y las margaritas se convertían en la bebida oficial de la ciudad.
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