Raimundo Hollywood no es un replicante

Con un bombo y platillo un tanto acallado y una alfombra roja cancelada en señal de respeto por las víctimas del tiroteo del fin de semana pasado en Las Vegas, Hollywood se puso de gala para celebrar el estreno de lo que parece que será el último taquillazo del verano: La esperada segunda parte de ‘Blade Runner’.

Una vez mas se cerró al público el famoso Hollywood Boulevard para  la proyección del filme en el teatro Dolby, escenario de la ceremonia de los Oscars, y no dudamos que con el brillo de la estatuilla en los ojillos de algún que otro productor.

Allí estaban Ridley Scott, el papá de la criatura original, y parte del reparto, con Ryan Gossling y Ana de Armas, entre otros, y la esperanza por parte de los caza autógrafos de turno de poder ver a un Harrison Ford que se escabulló todo lo que pudo del evento. Y no nos extraña, porque tras ver la peli, todavía debe de estar recuperándose del shock. (No spoilers)

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Pero a pesar del todo, no puede haber un gran estreno de Hollywood sin ir acompañado de su fiestuki correspondiente y aunque esta vez faltaba la musiquilla y el bailongueo, no faltó la buena comida, su buffet de sushi y comida china, y sus buenos whiskyitos gentileza de Johnny Walker, patrocinador de la cinta o así.

La fiesta estuvo ambientada en los decorados de la película haciendo un poco de trampa porque eran reciclados de la «Blade Runner Experience» de la Comic-Con de San Diego de este verano. Que Ovedito, nuestro oso mitómano, tiene buen ojo para esas cosas y les pilló enseguida.

Aún así, ver un «spinner» a tamaño natural en el medio de la calle o poder husmear entre la parafernalia de la policía de Los Angeles del año 2049 tiene su cosa. Hasta hubo unas figuras gigantes de replicantes en pelota picada que recibían a los invitados en este ambiente futurista-apocalíptico que propone el filme dirigido por Denis Villeneuve, que andaba por la fiesta de lo más contento y con el orgullo de haber continuado un clásico del cine.

Hablamos con Hans Zimmer, autor de la banda sonora, que nos confesó que ponerse en los zapatos del mítico Vangelis le sirvió para jugar con sus juguetitos electrónicos favoritos y disfrutar como un enano homenajeando a un autor que admira.

Y es que en el fondo, todos somos frikis.

Copyright de las fotos: R&R Communications.

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