Esta semana Ovedito, nuestro oso tan viajero como cinéfilo, decidió acercarse a Stuttgart para visitar el Festival Internacional de Cine de Animación, uno de los gordos que califica para la preselección de la Academia, y el FMX 2016, la conferencia más importante de Europa de efectos visuales, videojuegos y realidad virtual.
Fueron buenas muestras de amor y de técnica donde al grito de «la cerveza es comida» ambas estuvieron bien regadas aunque las gambas, u otro tipo de alimentos, brillaron por su ausencia. Menos mal que en los puestos callejeros había «wild kartoffen», nuestras tradicionales patatas bravas versión alemana. Y los deliciosos espárragos blancos, una delicatesen del mayo alemán.
Y como no solo de “kartoffen” vive el hombre, el festival de animación tuvo un gran sabor español. Hubo conferencias a cargo de Rafael Zabala y Raúl García, la periodista Rocío Ayuso formó parte del jurado internacional y dos grandes premios, dos, otorgados a filmes patrios: ‘Alike’, de Daniel Martínez Lara, que se llevó el premio del jurado infantil, y ‘Psiconautas, los niños olvidados’, de Pedro Rivero y Alberto Vázquez, que se alzó con el premio al mejor largometraje de animación. Además, fuera de concurso, se proyectó ‘Extraordinary Tales’, que continuó con su carrera por el mundo con un lleno hasta la bandera y sesión golfa con el cartel de no hay localidades.
Aprovechando su visita a Stuttgart, Ovedito quiso recordar a la pionera del cine de animación Lotte Reiniger y se fue a Tübingen a visitar el museo de la realizadora de ‘Las aventuras del Príncipe Achmed’, un clásico de 1923 considerado como el primer largometraje de animación realizado con siluetas recortadas.
Y en el espacio dedicado a los efectos especiales, Ovedito alucinó con los últimos adelantos de realidad virtual ahora espera con entusiasmo la salida al mercado de ‘The Martian’, que promete ser la primera «experiencia» de realidad virtual basada en el premiado film de Ridley Scott y que será comercializado próximamente. Una espera que será mucho más dulce con la cantidad de besos y abrazos que recibió a su paso por este festival donde conoció el amor del presidente de la muestra o de sus jurados pasando por el del típico oso alemán que salió a su encuentro en Tübingen para enseñarle esta ciudad de cuento.
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