Perdón por la tardanza, pero aquí llega por fin la crónica de Raimundo Hollywood y su fiel compañero, Ovedito el oso cinéfilo, desde el Festival Internacional de Cine de Animación de Annecy, donde pudimos disfrutar por primera vez tras dos años de pandemia del mejor certamen del mundo mundial. O al menos el que más nos gusta. De ahí la tardanza. Tuvimos que reponernos de la cantidad de gente que vimos, de los besos, de los abrazos, de las efusiones creativas y de cariño con lo más granado del mundo de la animación. ¡Y del covid que vino con ello porque más de uno y más de dos se marchó de allí con regalito! ¿Los osos cinéfilos pueden tener covid? No lo sabemos, pero lo que sí sabemos es que películas muchas, mascarillas pocas. ¡Y qué calor! Plena ola de calor en un pueblo tan maravilloso como Annecy, a los pies de los Alpes donde como acostumbran a tener lluvia y nieve así que lo del hielo y el aire acondicionado solo se ve en las películas.
Pero, basta de quejas, que nos hizo mucha ilusión a todos regresar en persona al mayor festival del mundo de la animación que registró el mayor número de asistentes de su historia, por encima de los 13.000, y que se ha convertido en el principal certamen cinematográfico en Francia solo después de Cannes. Eso sí, se nos ha americanizado un poco especialmente si hacemos historia y recordamos que el Festival de Annecy nació para dar cabida a esas obras merecedoras de atención de los Norman McLaren y los Chuck Jones del mundo, genios del cine demasiado animados para ser tomados en serio en citas más formales como Cannes. Décadas más tarde seguimos intentando que a la gente le entre en la cabeza que la animación no es un género sino una técnica. Que cuando hablamos de animación describimos algo mucho más amplio que los “dibujitos para niños” en los que tantos piensan.
Pero mientras profesionales como Guillermo del Toro (que presentó en Annecy las primeras imágenes de su ‘Pinocho’) o el español Alberto Vázquez, que estrenó allí su ‘Unicorn Wars’, insisten en esta idea, Annecy abrió sus puertas con ‘Minions: The Raise of Gru’ y llenó su sala central con presentaciones de la programación animada que nos viene de Netflix o de los estudios Disney. Hasta el dio el premio a toda la carrera a Jennifer Lee, la cabeza visible (y mujer) de los estudios de animación Walt Disney, y comenzó una nueva tradición conservando las huellas de las manos de los grandes de la animación, un grupo en el que junto a Del Toro y la leyenda francesa de la animación Michel Ocelot estaban la directora de ‘Frozen’ o el realizador Joe Dante, que nos encantó ver pero que a lo mejor hay gente más legendaria en animación que necesita ser recordada. No sé. Un poco vendidos. Pero el argumento es que hay que honrar toda la animación, la hecha con granos de arroz y la que se hace con millones.
Sin quejas, que esta entrada a saco de los estudios americanos en Annecy nos ofreció, como bien saben hacer, las mejores fiestas. La Academia de Hollywood se marcó un coctel de champagne, foie y salmón al que asistieron también un montón de miembros de la Academia que viven en Europa como Tom Moore, de Cartoon Saloon o los españoles Javier Recio y el reciente ganador del Oscar, Leo Sánchez. Incluso estuvo por allí nuestro amigo Alfred Molina sacando fotos de su chica mientras ella ponía las manitas en un cemento que se secó en el momento en el que lo sacaron y hubo que repetir la operación.
Netflix hasta se fletó un barco que más bien parecía una sauna pero que recordaba los fiestorros angelinos. Y Disney fue más listo y evitando las aglomeraciones que ayudan en la propagación del covid hizo su picnic en la playa de Annecy, a las orillas del lago, con una pantagruélica comida de carne que parecía propia de los Picapiedra. Divertido después de que el productor Roy Conli, indirectamente el anfitrión de la velada que siguió a su presentación del próximo estreno Disney ‘Strange World’, declarara que era vegetariano.
Ovedito disfrutó de lo lindo del Festival, juntándose con la mascota del certamen, ese conejo por el que las salas enteras se ponen a gritar en cuanto ven que aparece un ídem en la pantalla. O con los avioncitos de papel que se tiran al escenario mientras se espera que comience la cinta. Además conoció en persona a algunos de los organizadores y a la directora Signe Baumane, que ganó una mención de honor por su último filme, ‘My Love Affair with Marriage’. Ovedito también asistió a numerosos actos del festival, en especial los que organizó el ICEX que tiró la casa por la ventana y se trajo un jamoncito pata negra y un cortador profesional de jamones y ahí estuvo tipi tapa repartiendo sonrisas entre todos los que se acercaron a conocer los sabores de la animación española. Todos se marcharon con la tripa llena, un patito de goma y quién sabe si cuarto y mitad de covid.
Fotografías de R&R Communications.
