Raimundo Hollywood se patea el nuevo Hollywood neoyorquino

Mucho hablar de Hollywood pero Nueva York, la gran manzana, la capital del teatro parece ahora la nueva Meca del cine. No hay más que ir a Times Square, ahora también llamado el “Cuarón festival”. Una de las grandísimas pantallas de la plaza antes conocida por sus neones está todita dedicada a las producciones de Netflix, cine o televisión. Y allí, en toda su gloria y contándote toda la película, la superpromoción de ‘Roma’, que nunca se sabe cuantos académicos van a pasarse por allí a los que se les puede convencer para votar por esta obra maestra para el Oscar. Uno podrá decir lo que sea, que ver pelis en Netflix no es lo mismo que ir al cine y así. Pero como le recordó Cuarón durante los Globos de Oro a un periodista, ¿alguien se imagina una película en español y otras lenguas no inglesas, rodada en blanco y negro en las salas de cine estadounidenses? ¿Y menos aún con anuncios en Times Square si no fuera por Netflix añadimos?

Pasamos por allí de camino a ver ‘King Kong’, el musical. Lo que oyes. Una producción hecha por los que hicieron ‘Walking with Dinosaurs’, el espectáculo en vivo y en directo. La obra, el libreto, es flojito, un musical del montón. Pero el mono…  vaya pedazo de mono manejado en el escenario por un gran equipo de marionetistas (y atletas). Y cuando uno va a ver  “King Kong” como dice su título va a ver al mono. O a tomarse unas copitas amonadas como los cócteles que allí servían.

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También pasamos por el lugar en el que Stephen Colbert rueda su Night Show. Pero nuestra meta fue ver ‘Harry Potter and the Cursed Child’. ¡Qué pasada! De precios, sí, que además son dos obras, parte uno y parte dos, y la broma te puede salir por los 500 dólares en cuanto te descuides y de ahí para arriba. Pero vale cada durito de la magia que se destila en ese escenario. La puesta en escena más arriesgada y mágica valga la redundancia, con todos los efectos especiales de una película y a la vez con esa cercanía de sentirte ahí mismo que da el teatro. Así que ahorrando que es gerundio.

Y para pasar el engoñipe que nos entró de ver algo tan bonito, que mejor que acabar la velada tomándonos un pastel de queso en “Junior’s” donde lo único malo es que como dicen te arruinará cualquier otro pastel de queso de por vida.

Copyright de las fotos: R&R Communications.

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