Finlandia es el país protagonista en Cartoon Forum 2018. Los nórdicos llegan a Toulouse con su 25 por ciento de cash rebate bajo el brazo, en marcha desde el 1 de enero de 2017, y además presentarán tres proyectos durante los pitchs. La televisión pública de Finlandia, YLE, está nominada a Broadcaster del Año, a la vez que Ink and Light, con sede también en Irlanda, compite en la categoría de Productor del Año en los Cartoon Tributes 2018.
Pablo Jordi, productor catalán afincado en Finlandia, escribe para Audiovisual451 sobre realidades y retos en cuanto a la animación del país del norte considerado el más feliz del mundo.
«Hace un año presentamos nuestra nueva serie ‘Royals Next Door’ (‘Mis vecinos reales’) en Toulouse. Hoy, en vísperas de un nuevo Cartoon Forum en el que Finlandia será el invitado de honor, querría compartir mi experiencia como productor de animación en este país donde vivo desde hace seis años.
Nuestra serie habla de adaptarse al entorno cambiante y seguir fiel a uno mismo. En ella, una familia real se enfrenta el desafío de mudarse a un barrio normal y aprender un montón de cosas cotidianas. En mi historia, un productor nacido en Madrid y que ha desarrollado su carrera en Cataluña acaba presidiendo la asociación de productores de animación finlandeses, produciendo una serie de ‘Angry Birds’, y colaborando en la nueva serie de los Moomin. ¿Pero cómo?
El mismo nombre de Finlandia excita nuestra imaginación ibérica y nos sugiere una tierra recóndita y misteriosa, una especie de Jauja helada.
El escritor granadino Ángel Ganivet, que vivió en Finlandia a finales del siglo XIX, ya lo advertía en una de sus ‘Cartas finlandesas’: “La imaginación meridional (…) concibe a su antojo (…) hombres encerrados bajo la nieve y saliendo de vez en cuando para respirar al aire libre y fumar un cigarro en agradable conversación con los renos, los osos y las focas”.
Identificamos a Finlandia con la sauna, Papá Noel, con educación pública de calidad y con una democracia robusta. Pero también con rasgos más folklóricos y peregrinos como el amor nacional al heavy metal, los monstruosos Lordi, ganadores de Eurovisión, las competiciones absurdas como la de lanzamiento de móviles, “air guitar”, “wife-carrying” o el más reciente “hobbyhorsing”.
En la comunicación del Spotlight on Finland de Cartoon Forum hemos querido explicar las bondades de Finlandia como aliado para una coproducción usando tres ejes: transparencia, educación y tecnología, una descripción certera pero necesariamente simplista. Imposible hacer aquí un retrato fiel de una cultura que concilia todo lo anterior y que tiene muchas riquezas admirables: la confianza mutua, el contacto con la naturaleza, la capacidad de tomar decisiones drásticas, de recuperarse cuando las cosas vienen mal dadas, la perseverancia (el llamado “Sisu”). En todas partes cuecen habas y no hay que dejarse llevar por idealismos obviando que, como en toda sociedad, también hay problemas y cosas que mejorar. A quien le interese profundizar en este complejo universo, recomiendo empezar con la filmografía completa de Aki Kaurismaki , los tangos finlandeses de Olavi Virta, y el cómic ‘Very Finnish Problems’.
La animación finlandesa es añeja (celebró sus 100 años en 2014) pero durante mucho tiempo ha estado lejos de ser una industria, formada por microestudios experimentales que guardaban celosamente sus secretos técnicos. La televisión pública, YLE, ha apoyado el sector desde hace mucho tiempo, facilitando la obra animada de artistas como Camilla Mickwitz, que realizaron algunos memorables cortometrajes durante los años 60, 70 y 80.
Durante años, muchas de las producciones finesas eran de formato corto y destinadas al mercado local. La película ‘Nico, el reno que sabía volar’ marcó una excepción puntual y tuvo cierta repercusión internacional en 2008.
Cuando mi mujer y socia Veronica Lassenius y yo llegamos a Finlandia en 2012, la industria de la animación era prácticamente inexistente, al menos muy chiquita en comparación con la española. Sin embargo, coincidiendo con las postrimerías del imperio de Nokia, fuimos testigos de una auténtica ebullición de start-ups tecnológicas y en particular, de videojuegos.
Nuestro estudio, Pikkukala, arrancó como un estudio de juegos para niños basados en personajes animados. La conjugación de animación e interactividad ha sido desde entonces una de las señas identificativas de la empresa.
Poco tiempo después sobrevino una auténtica transformación de la industria de la animación favorecida por el éxito mundial de ‘Angry Birds’, cambio del que he tenido la suerte de tomar parte. La serie ‘Angry Birds Toons’, de la cual produje dos temporadas, tuvo cuotas de visibilidad sin precedentes, y fue el preludio de ‘The Angry Birds Movie’, que resultó un exitazo de taquilla. La película, producida por Sony, incorporaba una escena producida en Finlandia y dio el crédito a todo el estudio de Helsinki.
Aunque el estudio de animación de Rovio desapareció, muchos de los profesionales extranjeros permanecieron en Finlandia, y la experiencia sirvió para crear un primer tejido industrial.
Mientras en España se lucha ahora por conseguir reconocimiento social e institucional a los juegos como industria cultural, en Finlandia el éxito de empresas como Supercell (‘Clash of Clans’) o Rovio (‘Angry Birds’) les ha adjudicado hace tiempo el respeto popular e institucional. Como productores, nuestra misión es hacer lo mismo con la animación. Poner de relieve el valor añadido que la animación trae a marcas de entretenimiento, profundizando en los personajes, su universo y valores.
Los Moomin, creados por Tove Jansson, son los personajes finlandeses por excelencia. Un orgullo nacional. Tremendamente populares en Japón, Reino Unido y en muchos otros lugares, protagonizan una nueva serie de animación, actualmente en producción llamada ‘Moominvalley’, en cuya producción también estoy involucrado. Los Moomin habían sido llevados a la pantalla anteriormente, pero nunca con una pretensión tan global y talento de doblaje y valores de producción de tan alto nivel como la nueva serie de Gutsy.
Las nuevas productoras finlandesas como Pikkukala, Ink&Light, Pyjama films, Gutsy, Haruworks, y muchas otras se esfuerzan por dar a la animación un grado de aceptación social que esperamos empiece a reflejarse también en las políticas audiovisuales. El nuevo incentivo a la producción audiovisual, cash rebate, administrado por la agencia de innovación TEKES, ha sido de gran ayuda para la producción audiovisual en general, aunque aún hacen falta instrumentos específicos para la animación. Confiamos en que la Finnish Film Foundation, que ha apoyado de manera efectiva el cine finlandés durante años, también sabrá adaptar sus mecanismos y recursos a la nueva realidad de la animación del país, sobre todo en lo referente a series. A pesar del apoyo local y del cash rebate, las productoras finesas se encuentran en desventaja cuando traen proyectos al mercado internacional, por el alto coste salarial en el país y la limitada capacidad de financiación.
Con todo, la actual transformación de la industria de la animación me fascina. Es por eso que me involucré en el cambio a través de mi trabajo y de mi participación en la asociación de productores.
Veronica Lassenius es finlandesa y su obra siempre ha estado ligada a Finlandia de alguna manera. El caso de ‘Saari’ salta a la vista, no sólo por el nombre (“isla”) sino por la inspiración en el bosque finlandés.
‘Fungi’ también tenía fuerte inspiración nórdica, a pesar de ser producida en Barcelona. A menudo bromeamos con que eso se evidencia en la ropa de los protagonistas (siempre bien abrigados) pero la verdadera conexión es acaso el carácter independiente y curioso de los dos protagonistas y en el sentido de comunidad.
Mi experiencia finlandesa me ha permitido ser testigo y agente de la transformación de la industria de animación, combinar mi bagaje en producción independiente con marcas globales como ‘Angry Birds’ o ‘Moomin’, y profundizar en el territorio no explorado entre animación e interactividad.
El futuro de la animación finlandesa es más nórdico, más europeo y más global. Nuestra nueva serie, ‘Royals Next Door’, quiere ser pionera en esta vía: Con un fuerte apoyo nacional, la serie ha conseguido respaldo de difusores nórdicos como DR de Dinamarca, y el fondo Nordvision. En Europa ha encontrado los coproductores ideales con KetNet y las productoras Lunanime e Ink&Light. Esperamos que pronto podamos confirmar también la colaboración de un socio de calibre en España.
Recientemente, ‘Royals Next Door’ recibió el Premio a la Creatividad en el Seoul Promotion Plan 2018, y no es de extrañar: las cómicas aventuras de Stella y su familia real aprendiendo a ser normales es algo con lo que todo el mundo puede identificarse.
La necesidad de adaptarse al cambio sin perderse a uno mismo es universal. Pero no esperéis encontrarme charlando animadamente con las focas sobre la nieve.
¡Mejor nos vemos en Cartoon Forum de Toulouse!»
Pablo Jordi.