No fue precisamente el amor por el boxeo lo que llevó al actor nominado al Oscar Jake Gyllenhaal a protagonizar ‘Redención’. De hecho, Gyllenhaal no estaba nada familiarizado con este deporte antes de incorporarse al proyecto, aunque ahora se considera un ávido fan. Para él, el director Antoine Fuqua, que practica el boxeo y entrena cada día, fue la razón principal de su interés por el filme. Se habían conocido años atrás, y Fuqua le insistió en que le encantaría dirigirle en algo que el público no hubiera visto nunca. Aunque Gyllenhaal se tomó aquello como la típica conversación de Hollywood, que luego quizá queda en nada, Fuqua finalmente cumplió con su palabra. Determinado a que ‘Redención’ no fuera “una película de boxeo más”, el realizador se propuso encontrar a un actor que quisiera asumir el papel de Billy “El Grande” Hope de la forma más literal y descarnada posible –sin dobles, con muy pocos efectos especiales, sin que sea necesario excesivo montaje– simplemente entrenamiento puro y duro, para ofrecer una réplica del mundo del boxeo lo más fiel posible.
“El motivo por el que me gusta interpretar determinados personajes es la propia duda que tengo sobre mi capacidad para hacerlo”, confiesa Gyllenhaal. “Antoine creyó en mí años antes de que yo ni siquiera lo supiera, y luego en el proceso él seguía creyendo en que yo podía hacerlo. Creo que una fe tan convencida hace que saques lo mejor de ti”.
Dada la intensiva inmersión de Gyllenhaal en el papel de Billy, puede sorprender que la película estuviera originalmente pensada para un intérprete muy distinto: el artista de hip hop Marshall Matters, más conocido como Eminem. El creador de ‘Hijos de la anarquía’, Kurt Sutter, cuyo padre fue luchador semiprofesional, fue el primero que contactó con el equipo del rapero tres años antes con la posibilidad de hacer un remake del clásico de boxeo ‘Campeón’ (1979). Sin embargo, a Sutter no le acababa de convencer la idea de hacer una mera revisión de una película clásica. “Siempre intento no hacer nada que recuerde a otra cosa, así que mi intención fue explicar la historia de Marshall a través de una analogía pugilística”. Como inspiración para narrar la caída en espiral del personaje de Billy Hope estaba la propia lucha de Eminem en su vida real, con la muerte de su mejor amigo Proof. Su estrecha relación con su hija, Hailie Jade, también fue pieza clave para informar del otro pilar de la historia: la paternidad. Cuando el músico abandonó el proyecto a última hora para dedicarse a su siguiente disco, Sutter y Fuqua regresaron a la mesa de dibujo y finalmente optaron por Gyllenhaal. De todos modos, Eminem sigue muy conectado con la película y su single ‘Phenomenal’ es la primera canción de la banda sonora oficial. “Sencillamente parece tener una capacidad innata de entender el mundo –los momentos altos, los bajos y la montaña rusa emocional”, explica Fuqua, justificando por qué pidió a Eminem que siguiera involucrado en el proyecto. De hecho, el rapero fue la primera persona a quien mostró el filme una vez terminado. “Quise ver si lo sentía”, admite. “Es una persona que ha atravesado su propia oscuridad. Si salía de la sala sintiendo aún más esa oscuridad, eso quería decir que había hecho mi trabajo”.
Junto con Sutter, Fuqua y Gyllenhaal tomaron la determinación de elaborar un largometraje que fuera tanto una oda realista al deporte como una historia compleja pero narrable de dureza de la vida personal y familiar. Gyllenhaal apunta: “Lo que me intrigaba desde el principio fue la idea de que Billy es un tipo que se ha construido a sí mismo a partir de su propia rabia y de su propio enojo –se labró una carrera con ello, tuvo un gran éxito y ganó mucho dinero. De hecho, esa ira puede indirectamente acabar por destruirte. Al final, para mí, y sé que también para Antoine, esta es una historia sobre un hombre que se enfrenta a su propia ira y a la idea de lo que significa ser padre”. Sutter añade que después de leer el guión con Fuqua y Gyllenhaal, empezaron a enfocarlo y a darle una nueva forma, desde una metáfora específica del viaje personal del protagonista —que era la idea inicial— a una temática de más alcance. “Me di cuenta de que no era simplemente la historia de un solo hombre”, dice Sutter. “En realidad era esta historia universal sobre la redención, la superación de obstáculos y demonios personales, y el hecho de poner a los demás por delante de ti”. Lo que también se acordó entre el director, el guionista y el actor principal fue que el género cinematográfico pugilístico va acompañado de numerosos y familiares tópicos, y lo que todos quisieron fue dar lo máximo de cada uno para llevar ‘Redención’ por un camino diferente y refrescante.
A fin de sentar unos sólidos cimientos para construir una película de boxeo excepcionalmente realista, Fuqua contó con los servicios del legendario entrenador y coreógrafo de luchas Terry Claybon. Antiguo boxeador profesional que ganó tres Guantes de Oro y se retiró invicto, Claybon ha trabajado con Denzel Washington, Kevin Spacey, Matt Damon y Ben Affleck, entre muchos otros. Tiene también un papel en la película interpretando a T, el ayudante de Tick Willis, el personaje de Forest Whitaker.
El director y Claybon se conocieron siete años atrás en trabajando en la preparación de ‘Training Day’. Fuqua volvió a contactar con él para ‘Redención’ unos tres años antes de comenzar el rodaje, cuando negociaban con Eminem la posibilidad de interpretar al protagonista. Claybon comenta la idoneidad de Fuqua para realizar una cinta de boxeo: “La diferencia está en que Antoine sabe boxear. Ha estado en el ring, ha boxeado y ha sido sparring. Por lo tanto, si hay algo en pantalla que no sea real, él será capaz de verlo. Tiene ojo clínico para el boxeo”.
Con el guión de Sutter como punto de partida, Gyllenhaal y Fuqua buscaron la forma de crear un Billy Hope lo más auténtico y fiel posible, combinada con un largo periodo de paciente e intenso trabajo. El director y el actor eligieron trabajar junto con Claybon –que viajaba a todas partes con ellos– prácticamente cada día durante seis meses, aprendiendo las complejidades e interioridades del boxeo en cuanto a técnica, física y mentalidad. Durante aquellos meses trabajaban a razón de dos sesiones al día, con Fuqua a menudo asistiendo a la primera sesión de entreno del día para estar presente en los momentos en que el personaje tomaba forma. “Antoine decidió que me acompañaría en el viaje físico”, recuerda Gyllenhaal. “Era fantástico tener a tu director ahí, apoyándote cada día. Esa motivación y sacrificio es lo que nos hacía avanzar a ambos. Creo que esa energía se refleja en la película”. Comenzando por una carrera de entre dos y diez millas, el programa de seis horas diarias incluía saltar a la comba, saco, técnica y trabajo de pies, y ejercicios de acondicionamiento como sprints, dominadas y sentadillas. Como Billy tenía que boxear como un semipesado, Gyllenhaal tuvo que trabajar para adelgazar hasta menos de 80 kg, unos 15 por debajo de su peso normal. “Fueron seis meses de trabajo muy intenso y de aprendizaje de las técnicas del boxeo de la forma más rudimentaria”, afirma. Sobre la preparación de Gyllenhaal, Claybon apunta que “Jake le cogió el tranquillo al boxeo mucho antes de lo que esperaba. Llegó con la mente abierta, mientras que hay muchos que llegan haciéndose los gallitos”.
El recorrido de Gyllenhaal para conseguir el personaje no se quedó en el nivel físico. Para Fuqua y para él, entrar en el entendimiento y en la mentalidad de un boxeador era igual de importante para hacer justicia al guion y al papel. “La mayoría piensan que cuando hablamos de boxeo todo se centra en la parte física”, explica Claybon. “Pero mentalmente tienes que prepararte como si fueras a tener un combate real, y saltar al ring con la capacidad para establecer un estilo distinto de boxeo en cada contienda”. Junto a la dura rutina de entreno, había también una inmersión en el mundo de los púgiles, lo cual fue un factor clave para que Billy Hope cobrara vida en pantalla, gracias a un actor que se pasaba el día en el gimnasio rodeado de profesionales y al lado del ring, observando combate tras combate, e incluso visitando las instalaciones del campeón del mundo Floyd Mayweather. “El cuerpo solo funcionará si lo hace la mente”, señala Gyllenhaal. “La verdad es que pasé poco tiempo haciendo cualquier otra cosa o socializando de cualquier otra manera”.
La forma en que enfocaron ‘Redención’ iba en línea con su manera habitual de prepararse loa papeles, tratando de convertirse en el personaje más que simplemente emularlo. “Al cabo de un tiempo, lo que pasa es que absorbes las moléculas del mundo en que te encuentras. Me encanta hacer cosas inconscientemente como actor, y eso lleva su tiempo. Cuando interpretas a un personaje y has absorbido su mundo lo suficiente, llevas sus moléculas en la sangre”. Desde la preparación hasta que se completó el rodaje, Gyllenhaal desarrolló un increíble respeto por lo que soportan mental y físicamente los boxeadores reales. “Existe una cuestión legítima de la vida y la muerte cuando saltas al ring que no se asemeja a ningún otro deporte ni a ningún aspecto de la sociedad, con la excepción de ir al ejército”, observa. “Creo que, de algún modo, es una bella metáfora de la vida, porque entras en el ring solo, sales igual de solo, y el viaje que realizas entre esos dos momentos te pertenece solo a ti. Como fan de los combates, observar la fuerza que se necesita para ser un profesional –la voluntad, la preparación, la disciplina y el arte– es algo que me llega a conmover”. Fuqua comparte una pasión similar, si no mayor, por el deporte. ‘Redención’ no es el primer set en el que ha entrenado como boxeador. De hecho, siempre se asegura de que hay un ring y un gimnasio cerca de todos sus rodajes. “Creo que los boxeadores son los deportistas más vulnerables de todos, porque en cada ring que pisan se dejan una parte de ellos mismos”.
Junto con Gyllenhaal y Fuqua, Claybon también trabajó con otros miembros del reparto, como Víctor Ortiz, Miguel Gómez, Forest Whitaker y Rachel McAdams. Mientras que Ortiz y Gómez eran boxeadores de verdad, de niveles profesional y amateur respectivamente, Whitaker y McAdams sintieron que para ellos era igual de importante entender el mundo del boxeo a través de la experiencia de Claybon.
En el papel de Tick Willis, el humilde pero duro entrenador que está ahí para guiar a Billy cuando nadie más lo hace, Whitaker recibió el encargo de dar forma a un tipo de personaje muy especial. Aunque hace de mentor y en última instancia de salvador de Billy, interiormente arrastra sus propios fantasmas del pasado. “Trabajar con Forest en el personaje de Tick fue bastante diferente al resto, porque Forest sabe varias artes marciales, cada una con su estilo, de modo que lo aprendía todo enseguida”, destaca Claybon. “En la parte mental, él miraba los combates, estudió el juego e hizo todos sus deberes para llevar al personaje a un nivel superior”. Al fin y al cabo, el objetivo de Whitaker era trazar un dibujo de Tick como inspirador para que Billy fuera un boxeador más paciente, resiliente de su propia furia, bueno en capacidades defensivas y consciente de sus propios límites. Sutter, quien ya había trabajado con Whitaker en ‘The Shield: Al margen de la ley’, fue un día a desayunar con el actor y hablar del personaje de Tick, pero en lugar de eso acabaron hablando de samuráis durante hora y media. “Forest es un tipo muy espiritual”, comenta Sutter. “Le encanta la idea de interpretar este tipo de personajes, que son medio maestros samurái, medio gurús espirituales, que te guían sin guiarte”.
Para McAdams, fue crucial no solo dar vida a Maureen, la mujer de Billy, sino abordarla con un entendimiento del deporte como el que habría tenido la esposa de un púgil en la vida real. Claybon explica que “Rachel quería sentir y comprender lo que atraviesa un boxeador a fin de hacerse una idea, cuando su marido está ahí peleando, de lo que significa ser boxeador. Ella boxeaba conmigo para poder sentir en sus carnes, y experimentar de primera mano, lo que implica ser boxeador”. Acerca de la preparación del personaje de McAdams, Fuqua añade que “Cuando ella dice ‘te estás llevando demasiados golpes’, ella lo entiende realmente porque ha estado ahí”.
Fuqua tuvo que tomar otras dos decisiones clave de la preproducción, que fueron las selecciones de la actriz y el actor que iban a interpretar a Leila, la precoz, inteligente y encantadora hija de Billy y Maureen, y Jordan Mains, el amigo de toda la vida y mánager de Billy. Gyllenhaal asistió a la sesión de cásting de Nueva York junto a Fuqua y se presentó a los aspirantes como “Billy”, por indicación del director. Los dos supieron inmediatamente al conocer a la actriz de 12 años Oona Laurence que ella era la Leila que necesitaban. Al mostrar allí su colección de muñecas y presentarlas a Gyllenhaal con su acento británico sin titubeos, Laurence convenció al actor y al director de que nadie más podía interpretar su papel. “Necesitaba una niña que pudiera interactuar con Jake sin tenerle miedo”, explica Fuqua. “Y Oona hizo muy buenas migas con él”. Antoine hacía tiempo que trataba con el artista y empresario Curtis “50 Cent” Jackson sobre la posibilidad de hacer una película juntos, pero todavía no habían encontrado el papel idóneo para él. Al ver que Jackson se había introducido en el negocio de la promoción pugilística con su empresa SMS Promotions y que había estado con deportistas como Floyd Mayweather, se dio cuenta de que podría encajar en ‘Redención’. Releyendo el papel de Jordan en el guion de Sutter, el cineasta sintió que, como sucede con el resto de actores del filme, quien interpretara ese personaje lo tenía que hacer con una inmensa autenticidad. “Necesitaba que Jordan fuera un tipo sombrío”, señala. “No es mala persona, es un hombre de negocios. Ese es 50”. Así pues, Fuqua y Gyllenhaal se reunieron con él durante unas horas en el gimnasio de boxeo de Church Street, Nueva York, para hablar de boxeo y de negocios. Al poco rato llamaron al productor ejecutivo, Harvey Weinstein, con la decisión tomada: 50 Cent sería Jordan.
El rodaje principal de ‘Redención’ duró unos 40 días, de mediados de junio a mediados de agosto de 2014, en localizaciones de Pittsburgh e Indiana, Pensilvania, con unos breves periodos adicionales de filmación en Nueva York y en el Caesar’s Palace de Las Vegas. Para captar todo el nivel pugilístico adquirido por los actores, Fuqua y el director de Fotografía, Mauro Fiore, reclutaron a los operadores de cámara del canal HBO Boxing Todd Palladino y Rick Cypher para que rodaran los combates. Añadiendo realismo a las secuencias de pelea estuvieron los legendarios comentaristas de HBO Boxing Jim Lampley y Roy Jones Jr, junto con el veterano árbitro Tony Weeks. El Kovakchick Center de Indiana, que forma parte de la Indiana University of Pennsylvania, se caracterizó como el Caesar’s Palace y como el Madison Square Garden durante las dos primeras semanas de rodaje, para representar los tres combates principales de la película. Con este equipo tan especial, resultó más claro que nunca que el primer objetivo de Fuqua era la autenticidad. Mientras Claybon entrenaba cuidadosamente a los actores que interpretarían a los boxeadores y coreografiaba cada combate meticulosamente, el director procuraba que las secuencias de boxeo dieran la sensación más realista posible. Y recuerda: “Le dije a Jake: ‘vamos a capturar cada momento, así que si estás cansado, te desmayas o vomitas, saldrá en la película’. Y le dije a Mauro, el director de fotografía: ‘no habrá cambios en la iluminación. Nadie retoca la iluminación en el Madison Square Garden ni en los combates de Las Vegas’”.
Palladino y Cypher, quienes ya habían combinado casi 40 años de experiencia filmando combates para la HBO, encontraron que su experiencia iba más allá de un mero trabajo de cámara. Ambos, que ya habían trabajado en ‘The Fighter’ y en ‘La gran revancha’, rodaron las escenas de boxeo de la película tal como lo hubieran hecho para la televisión. Bajo la dirección de Fuqua y buscando siempre la autenticidad, los combates se realizaron en asaltos de tres minutos, como si se tratara de un encuentro de verdad. Palladino y Cypher utilizaron entre cuatro y cinco cámaras en sus rodajes. Algunas las dedicaron a conseguir el look de un combate televisado por HBO, y otras para satisfacer los requisitos de Fuqua y Fiore. Además, formaron parte del grupo que asesoraba a Fuqua acerca de detalles del boxeo que se le pudieran pasar por alto. “Creo que fue muy inteligente por parte de los productores y de Antoine incorporar a Tony Weeks, a Jim Lampley, a Roy Jones, a Rick y a mí para ayudar en las secuencias de combate” comenta Palladino. “Nosotros aportamos el punto de autenticidad relacionado con el ring: cómo situar a las chicas que sacan los carteles de cada asalto, cómo aparece un boxeador por el pasillo de presentación, dónde se colocan los jueces y los vigilantes de seguridad, etcétera”. Sobre el tiempo que pasó con Fuqua en el set, Lampley añade: “Nos sentábamos uno al lado del otro y al poco rato acabábamos hablando de boxeo. Miraba el reloj y me preguntaba si estaba haciendo perder el tiempo a Antoine hablándole de lo que pasó entre Michael Nunn y James Tony e Davenport, Iowa, a principios de los 90, o si valía la pena hacerlo. Pero está claro que sí mereció la pena, porque aprendíamos el uno del otro, y a menudo lo que nos contábamos servía para incorporarlo al rodaje”.