Salud mental: Consejos para no ser arrasado por la incertidumbre del sector

Tomar pastillas para dormir o tener ataques de ansiedad se aceptan como algo casi normal entre aquellas personas que trabajan en el sector audiovisual. “He estado a punto de tirar la toalla” o “no sabes el año de montaña rusa que llevo” son comentarios muy frecuentes entre guionistas y productores, por mencionar sólo un par de perfiles profesionales.

La dificultad de colocar proyectos, la presión para producirlos una vez se tiene luz verde, la incertidumbre sobre cómo funcionarán, sobre si renovarán, la altísima competencia, el hecho de ver que unos no dejan de trabajar y que uno no arranca… son factores que tan sólo vienen a influir negativamente en la salud mental de “los de la tele” o “los del cine”.

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¿No es muy triste que precisamente las personas que se dedican a entretener al público estén prácticamente sumidas en una depresión? En ocasiones sin el “prácticamente”. Con el único objetivo de arrojar algo de esperanza, Audiovisual451 ha hablado con los psicólogos Conchi López y Pablo Castillo, directores de Aequa Psicología, centro de Psicología Integradora ubicado en Madrid, para enumerar algunas herramientas básicas de autocuidado muy útiles para cualquier mortal.

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La autoestima no se mide sólo por el trabajo

Efectivamente, la temporalidad es una de las principales amenazas del sector. Hoy estás trabajando, mañana, no. Todo pende de un hilo, sea un dato de audiencia, un cambio de ejecutivo o un acontecimiento político. “Nosotros vemos que quienes se dedican a escribir o a producir tienen que manejar el Excel a un nivel que ni una gestoría”, dice Conchi López. “La incertidumbre laboral tiene impacto en la autoestima, y probablemente, el trabajo es donde más tiempo pasamos al cabo de la vida, por eso la situación laboral es muy importante para la autoestima de la persona”, dice Pablo Castillo. “Puedes aceptar que en el sector hay mucha competencia y te puedes repetir a ti mismo que la vida es injusta, pero al final del día la realidad es que algunos trabajan y yo, no, lo cual disminuye nuestra autoestima”, añade.

En este punto es importante saber que la autoestima está dividida en partes: no pienso lo mismo de mí como amiga que como trabajadora. Es decir: no todo en la vida es el trabajo.

Los directores de Aequa Psicología proponen un ejercicio básico de reflexión para orientar objetivos y saber qué áreas hay que trabajar en terapia: “Dibuja un círculo que represente la incertidumbre laboral o el objetivo de estabilidad laboral. Dentro de él, tenemos que ir dibujando porciones, estas porciones serán factores que influyen en nuestro objetivo, su tamaño dependerá de la influencia: hay factores externos, como mis competidores, la propia mecánica del sector audiovisual, y los hay internos, como mi propia experiencia o lo que estoy haciendo para llegar a mi objetivo”, dice Conchi López.

“Luego, debemos pensar en el nivel de control que tengo sobre cada factor e iremos coloreándolos: bajo, medio, alto. Esto nos dará una foto y nos llevará a conclusiones como que no todo depende de uno mismo, por lo tanto, no se puede controlar todo. Esto debe ayudarnos a ir soltando cosas. Después, de lo que sí podemos controlar, podemos establecer objetivos más concretos que me pueden ayudar en mi trayectoria laboral. Esto nos ayudará a trazar un plan. Y, por último, si lo que busco es estabilidad laboral, veré que en mi estabilidad no sólo influye lo laboral, lo laboral es muy importante a nivel económico y anímico, pero no es lo único en la vida, no podemos jugarlo todo a una única carta. Hay que pensar en otras cosas importantes, como el autocuidado, la desconexión laboral, porque si siempre estoy trabajando, estaré contagiando el resto de parcelas de mi vida. El rol laboral no puede ser lo único que alimente mi autoestima,” dice Conchi López

Y como no todo es el trabajo, hay que fijarse horarios

“Esto es para ayer”. “Tengo un deadline”. “Nos han pedido cambios de última hora”. Múltiples motivos pueden llegar a autoconvencerte de que tienes que hacer jornadas de trabajo infinitas.

“Si eres freelance, empiezan las falacias del control de tu propio tiempo. Por ejemplo, puedo hacer cualquier cosa en cualquier momento, porque como no tienes un horario marcado, tienes disponibilidad total, pero a la vez, esto significa que tu jornada laboral no acaba nunca”, reflexiona Conchi López. Siendo el audiovisual un trabajo muy ligado a la creatividad, resulta a veces complicado ver el momento de parar: Estoy inspirado cuando estoy inspirado y eso no tiene que pasar necesariamente de 9 a 5. Quizá a las 11 de la noche estoy lúcido y me pongo a escribir”, parafrasea Conchi López a algunos de sus pacientes.

¿Qué se puede hacer en estos casos? “Jugar con la flexibilidad horaria poniendo normas: si hoy he tenido que trabajar a las 10 de la noche porque me ha venido una idea a la cabeza, mañana empezaré mi jornada más tarde. Hay quienes se ensimisman y se olvidan hasta de comer”, continúa la psicóloga. Otra forma es establecer una bolsa de horas: “En este caso, lo primero es pensar qué quieres, hasta dónde estás dispuesta, qué vas a sacrificar para sacar tu proyecto adelante, porque, aunque nos venden que hay tiempo para todo, la realidad es que el tiempo es un recurso finito. Entonces, puedes establecer un número de horas semanales que vas a dedicar a un proyecto y repartirlas en función de cómo sea cada día. Cuando agotes las horas, tendrás que valorar si merece la pena continuar, si necesitas un descanso…”

Aequa Psicologia
Conchi López y Pablo Castillo, directores de Aequa Psicología.

Y si estás contratado por una empresa, no siempre se respeta la desconexión, aunque haya hasta una ley. “Lo que ayuda mucho en estas situaciones es ser asertivo con estos superiores a la hora de comunicarles que tú ya no estás en jornada laboral. Es más, se puede dar a entender que ese superior es víctima igualmente de esta situación porque te está llamando fuera de horas. Sabemos que esto no es fácil de ejecutar, pero toda asertividad conlleva empatía, por lo que se pueden utilizar frases como “entiendo que tú a estas horas de la noche estás trabajando y estás dejando de estar con tu familia, yo necesito descansar, por eso he puesto estos límites, así mañana podré rendir”. Esto forma parte del autocuidado”, dice Pablo Castillo.

«Todos pensamos que los demás sí cogen el teléfono y todos acabamos respondiendo por si los demás lo hacen y no lo dicen.»

Pero, ¿qué pasa con esos compañeros que siempre están, que siempre contestan la llamada del jefe? “Todos pensamos que los demás sí cogen el teléfono y todos acabamos respondiendo por si los demás lo hacen y no lo dicen. Esto acaba con una simple conversación entre compañeros, sin necesidad de llegar a un acuerdo, simplemente expresar tu opinión, saber que a este compañero no le importa contestar la llamada, pero si a ti sí te importa, tu decisión es igual de válida. Todos lo hacemos por si los demás lo hacen y seguro que en más de una ocasión todos pensamos exactamente lo mismo. Curioso, ¿verdad? Entonces… hablemos entre compañeros, incluso elevémoslo a los superiores. Y gran parte del problema se solucionará. Pensemos en los límites como si fueran un vallado. Primero, tendré que saber cuál es mi terreno, para no meterme en el terreno del vecino, ¿no? Esto requiere un trabajo de introspección, análisis, reflexión, averiguaré cuál es mi terreno, qué es lo que quiero, y así internamente estaré legitimado, sentiré que el límite que estoy poniendo es válido porque lo necesito, y podré defenderlo”, dice Pablo Castillo. El psicólogo también recomienda “informar previamente a la empresa de que en tus días libres no estarás disponible ni para una simple llamada. Aun así, se puede dar la situación de que te llamen estando de libranza, en ese momento en que están intentando traspasar tu vallado, tú debes sentirte en paz con el límite que has fijado.”

“Es importante respetar los días libres. Hay quienes desde el principio se muestran disponibles en su día libre, incluso cuando no les llama nadie de la empresa, simplemente están pendientes del móvil, del correo, de si ha pasado algo, ven el programa, hojean el dato de audiencia, cómo ha ido el rodaje… en estos casos, lo más recomendable es hacer una actividad fuera, al aire libre, que el teléfono esté lejos. Hay que desconectar y hay que conseguir que tu entorno laboral entienda que es tu día libre y que no estás para nada”, comenta el psicólogo.

Conchi López: «Si respondes una vez a una llamada en tu día libre, vas a crear un vicio y va a volver a pasar. Por eso, hay que establecer límites.»

“Si respondes una vez a una llamada en tu día libre, vas a crear un vicio y va a volver a pasar. Por eso, hay que establecer límites”, dice ella, a lo que Pablo Castillo añade: “No siempre tiene que haber una excusa, en tu día libre no trabajas porque no te da la gana, simplemente, no hay que justificarlo porque tengas hijos o estés al cuidado de tus padres, incluso si has pedido el día porque tienes cita con el médico, puedes no responder una llamada de trabajo.” Y es que, como asegura Conchi López, “venimos de una cultura en la que el trabajo marca tu valía, iniciativas como “el empleado del mes”, frases como “es el primero que llega y el último que se va”… esto está interiorizado y ahora estamos empezando a soltar estas ideas que nos han metido en la cabeza.”

Por supuesto, desactivar las notificaciones, silenciar WhatsApp, programar correos, activar el modo “no molestar” o “descanso”, son recursos que ayudarán a esto de desconectar. “Tan sólo se trata de ser coherente con tu salud y de no aumentar el estrés”, indican los directores de Aequa Psicología.

El networking, en su justa medida

Estás en Conecta FICTION & ENTERTAINMENT y llegas al cóctel patrocinado por esa plataforma que acaba de celebrar la premiere de su última serie. Todo el mundo parece conocerse y estar pasándolo bien. Sabes que estás ante una gran oportunidad para conocer a gente, recabar información, incluso acercarte a esas personas a las que quieres enseñar tu proyecto e incluso salir de allí con su tarjeta de visita… Pero no sabes ni por dónde empezar. También puede ser que conozcas a la mitad de los asistentes, pero que no tengas ni pizca de ganas de socializar porque llevas tres días fuera de casa, trabajando 24 horas sobre 24. Todos estos sentimientos son normales y quien diga no los ha tenido nunca, miente.

«Hay que encontrar el equilibrio entre trabajar las habilidades sociales y el autocuidado. Es importante no exigirme más de lo que soy capaz de asumir.»

“Cunde mucho la falsa afirmación de que de ti depende que en el futuro trabajes o no. Esto no es así porque no todo depende de ti, como hemos contado anteriormente. Por eso, hay que encontrar el equilibrio entre trabajar las habilidades sociales y el autocuidado. Es importante no exigirme más de lo que soy capaz de asumir. El networking no debería realizarse en el tiempo libre, por ejemplo, como ya hemos dicho, es imprescindible desconectar y eso pasa por tener momentos de soledad”, dice Pablo Castillo.

“Además, parece que una persona que se dedica al audiovisual tiene que tener ese perfil de persona que hace amigos en esos encuentros en los que al principio no conoce a nadie y encima saca tres proyectos. Y no es así. Es necesario hacer un trabajo interno para averiguar qué necesito a nivel laboral y qué autocuidado necesito, porque no todo el mundo necesita lo mismo”, explica Conchi López.

Porque ser introvertido o extrovertido son “características de la personalidad que varían según va pasando el tiempo y según la situación. Y no tienen nada que ver con ser tímido o con tener habilidades sociales. La introversión y la extroversión tienen que ver con cómo recargo yo las pilas en función de las personas: quienes son más extrovertidos recargan pilas estando con gente; los introvertidos necesitan sus momentos de soledad para recargar pilas.” Y continúa puntualizando: “Ser extrovertido no es sinónimo de tener carisma, de hacer amigos enseguida, de tener habilidades sociales. Ser extrovertido significa que los momentos sociales generan bienestar en mí. Una persona que tiende a la introversión necesita más espacio personal, lo cual no quiere decir que no puedan tener carisma y hacer amigos en cualquier parte. Simplemente necesitan un tiempo a solas para recargar. Animamos a desmitificar esto, a soltar esa carga de que algunas personas piensan que no tienen el perfil para dedicarse al audiovisual. También nos servirá para ir acercándonos al objetivo que nos hemos marcado.”

Aquí los directores de Aequa Psicología recomiendan vivir ese tiempo de soledad “sin culpa, es decir, me voy a la habitación sabiendo que algunas personas continúan el networking pero eso no me afecta negativamente.” Asumir este razonamiento está muy ligado a saber decir no. “A veces cuesta mucho decir no y decimos automáticamente sí, lo cual conlleva un esfuerzo. En estos casos, proponemos responder con frases como “Miro la agenda y te digo” o “Le doy una vuelta y te respondo”. Esto nos permite tener un ratito para reflexionar si realmente me interesa hacer eso que me proponen, porque interesante no es equivalente a imprescindible. Este tipo de respuestas preparan el terreno para un posible no de cara a la otra persona”, comentan.

Un DAFO de toda la vida

El audiovisual es un sector muy competitivo. Proyectos, guionistas y productores por doquier, llamando todos a las mismas puertas pero con resultados muy diferentes. “Animamos a hacer tu propio análisis DAFO [Debilidades, Amenazas, Fortalezas, Oportunidades] para seguir averiguando esos factores externos e internos que influyen en tu actividad. Es súper importante saber también cuáles son las amenazas y dónde están las oportunidades para dirigirnos hacia nuestro objetivo. Esto nos preparará para recibir muchos noes, por ejemplo”, dice Pablo Castillo.

Se trata de unir todo: marcar unos objetivos realistas, ser coherente con uno mismo, con lo que quiero, con lo que necesito, con mi momento vital. “Recomendamos también la revisión y actualización de vez en cuando de este análisis DAFO para parar el ruido que hay tenemos muchas veces en la cabeza”, añaden.

¿Hasta cuándo aguantar?

Es muy habitual oír a un director de cine o a una productora decir que ha dedicado seis u ocho años de su vida a sacar equis proyecto adelante. Esto insufla esperanza para quienes están picando piedra, pero todos se hacen una pregunta: ¿Hasta cuándo seguir intentándolo? ¿Cuándo hay que abandonar un proyecto? Incluso, reinventarse laboralmente.

“Esta es una decisión personal e individual”, afirman Conchi López y Pablo Castillo. “Cuando un paciente nos hace esta pregunta, recomendamos hacer un análisis de por qué habría que dejar de intentarlo. En algunos casos, hay mucha presión del entorno, de la familia, la pareja, los amigos, vemos que muchos de nuestros pacientes han querido dedicarse a profesiones artísticas desde pequeños y sus padres siempre lo han visto como un hobby, no como una forma de ganarse la vida, les han animado a estudiar una carrera “estándar” e ir a clases de baile, por ejemplo, por las tardes. Esas personas que no siguieron este consejo y decidieron dedicarse en cuerpo y alma a una profesión artística tienen en la cabeza la presión de demostrar día tras día que lo que hacen es serio, no un capricho infantil ni un hobby. Por eso, la presión del entorno puede ser un factor muy influyente.”

Pablo Castillo: «A mis pacientes siempre les digo: “Quiero que llegues a tu objetivo, pero que llegues entero, no quiero que llegues sin un brazo, y entiendo que tú tampoco.” Por eso, hay que pensar en cómo me está pasando factura la presión laboral.»

Por otro lado, animan a pensar en lo que pasa por el camino y no sólo en la meta final: “A mis pacientes siempre les digo: “Quiero que llegues a tu objetivo, pero que llegues entero, no quiero que llegues sin un brazo, y entiendo que tú tampoco.” Por eso, hay que pensar en cómo me está pasando factura la presión laboral, ¿duermo bien? ¿Estoy discutiendo más con mi pareja sin tener problemas entre nosotros? Si la situación laboral está influyendo negativamente en otras áreas de mi vida, quizá ha llegado el momento de replantearme si merece la pena. Y si hay otros caminos para llegar a la meta.”

“Incluso puedes empezar a pensar que hay otras vías para encontrar la felicidad, quizá hemos idealizado esa felicidad entendida en escribir una serie y terminar viéndola en pantalla. Cuando el objetivo es tan difícil de alcanzar, tendemos a idealizarlo y conviene rebajar expectativas”, concluyen.

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