‘Spectre’, la nueva película de James Bond, llega a los cines el próximo 6 de noviembre. Será el segundo título de la saga dirigido por Sam Mendes, que busca superar a la exitosísima ‘Skyfall’ de 2012, con más de 1.100 millones de dólares recaudados en todo el mundo. Daniel Craig, Monica Belluci, Christoph Waltz, Léa Seydoux, Ralph Fiennes y Dave Bautista, entre otros, protagonizan una nueva misión del agente 007.
Contamos en este amplio reportaje el rodaje en diferentes localizaciones y las acrobacias.
En cada localización de ‘Spectre’ figuran impresionantes acrobacias y secuencias, comenzando con las escenas del Día de los Muertos grabadas en la ciudad de México, en la que aparecen 1.520 extras, vestidos y maquillados por 107 maquilladores, de los cuales 98 eran de la ciudad. Cada jornada laboral requería de tres horas y media para tener a la multitud preparada.
Los realizadores rodaron en tres localizaciones diferentes de la ciudad, El Gran Hotel, Plaza Tolsá y el Zócalo –la plaza mayor ubicada en el centro de la ciudad. El equipo de especialistas reprodujeron una enorme explosión con hotel incluido en los estudios Pinewood en Inglaterra, aunque el propio Zócalo fue el escenario de una gran secuencia en la que participó un helicóptero fuera de control pilotado por el mundialmente famoso piloto de acrobacias aéreas de Red Bull, Chuck Aaron.
El helicóptero de Red Bull está construido especialmente para realizar maniobras de acrobacias aéreas de tipo tonel y de caída libre. Debido a la altitud en la ciudad de Méjico, Aaron tuvo ciertas limitaciones en las acrobacias aéreas que podía realizar. Aun así, fue más allá de los límites, volando sobre los extras a tan solo 9 metros de distancia con dos especialistas a bordo recreando la pelea, al tiempo que colgaban fuera del helicóptero.
El coordinador de especialistas, Gary Powell, asegura “El mundo de las acrobacias ha cambiado mucho y nos centramos más en la historia en todas nuestras escenas de acción, lo cual es estupendo porque en muchas películas se olvidan de la historia y simplemente hacen ‘¡choques, estallidos y golpetazos!’”
La escena del helicóptero en México, destaca él, es una parte esencial de la historia. “Nosotros no hicimos estallar cosas porque quedaba bien”, y añade: “En una película de James Bond la acción cuenta una historia”.
Como suele ocurrir con cada película de Bond, el rodaje de las escenas de acción se realiza con planos de cámara reales. “Intentamos hacer el máximo posible de forma real”, dice el supervisor de efectos especiales y de miniaturas Chris Corbould, “y luego aparecen los chicos de efectos especiales y hacen que nuestro trabajo quede mejor, modificándolo, eliminando y agregando cosas”.
“Pero todo tiene como base la realidad. En México, D.F. podemos ver miles de personas en el Zócalo, reaccionando frente a esta sorprendente secuencia de helicóptero que se despliega sobre ellos en el firmamento”.
La acción aérea continúa en Austria, donde los realizadores trabajaron en el lago Altaussee, Obertilliach y Sölden, éste último es la sede del restaurante ICE-Q y del teleférico que aparece en una tensa secuencia con Q.
Según Corbould, la principal secuencia de acción en Austria resultó muy complicada en cuanto a técnica se refiere. Explica “Teníamos aviones colgados de cables de altura descendiendo por el valle y aproximándose a uno de nuestros villanos y a sus secuaces, que conducían Range Rovers”.
“Luego las alas del avión chocan contra un árbol antes de aterrizar. Va descendiendo colina abajo, usando sus motores como propulsores pero está sobre el terreno, por lo que construimos aviones con motonieves incorporadas y así pudimos pilotarlos”.
Corbould y su equipo usaron ocho aviones diferentes en varias plataformas separadas. Dos de los aviones podían volar de verdad, mientras que otros dos estaban adaptados para plataformas de cables. Otros cuatro aviones eran carcasas adaptadas con motonieves ocultas que los especialistas podían usar para conducir el avión colina abajo, garantizando así un control absoluto sobre la nave.
“Se trata de elegir el vehículo apropiado para el terreno adecuado e incorporarlo y ocultarlo dentro del vehículo pertinente”, dice Corbould. “En ‘Spectre’, en esta secuencia que nos ocupa el avión destroza un granero a su paso, lo atraviesa de extremo a extremo para estallar y caer desde una altura de seis metros”.
Para grabar esta secuencia, el equipo de ‘Spectre’ agregó diez cobertizos y un granero al área de rodaje. Ocho de los cobertizos fueron hallados en las montañas cercanas de la región y fueron adquiridos y reconstruidos en el plató. Un total de 32 kilómetros de revestimiento de madera reciclada se utilizó para crear los cobertizos restantes y el granero, que el avión destroza a su paso.
Sin embargo, el mayor desafío en Austria fue otro. “En un primer momento no había hielo ni nieve en Austria”, recuerda Corbould. “Todos nuestros preparativos sufrieron retrasos y tuvimos que desplazarnos bastantes kilómetros hasta una localización diferente para probar las plataformas y motonieves de los aviones.”
De hecho, el clima en Austria fue tan atípico que los realizadores tuvieron que fabricar 400 toneladas de nieve artificial para cubrir las laderas que normalmente deberían estar cubiertas de un manto blanco. “Austria fue una secuencia intensiva,” destaca Corbould, “y de ahí fuimos directos a Roma”.
En Roma, los realizadores rodaron durante cuatro días en el Museo de la Civilización Romana, que hace las veces de un cementerio donde Bond ve por vez primera a la viuda Lucía. A continuación, la segunda unidad estuvo 18 noches más en el curso de tres semanas rodando la deslumbrante secuencia de persecución en coche nocturna en la que Bond en su Aston Martin DB10 y Hinx en un Jaguar C-X75 circulan a gran velocidad por las calles de la ciudad.
“Nuestro afán es intentar mostrar en la pantalla cosas nunca antes vistas,” dice la productora Bárbara Broccoli, “y al final resultó que en Roma rodamos una persecución en coche de lo más espectacular. Es algo de lo que nos sentimos muy orgullosos y también creo que los romanos se sentirán igualmente orgullosos”.
La logística, sin embargo, fue difícil de organizar. “En Roma vimos una gran cantidad de carreteras que nos gustaron y en ocasiones contaban con alguna particularidad que las hacía especialmente atractivas para una escena con especialistas para hacer un salto por ejemplo”, dice Gary Powell.
“En muchas ocasiones, cuando solicitábamos la autorización nos la concedían, pero a veces nos la denegaban, y a partir de ahí teníamos que intentar encontrar otras carreteras. Fue un proceso continuo hasta dar con las localizaciones apropiadas para las escenas con especialistas. Hubo mucho ir y venir en Roma”.
Al final, los realizadores pudieron cortar sectores clave de la ciudad, incluida una parte a lo largo del Tíber, con vistas hacia la Plaza de San Pedro y el Coliseo. Pese a que el público solamente verá dos coches en la pantalla, la segunda unidad utilizó un total de ocho Aston Martins y siete Jaguars en el rodaje de la persecución.
En el ínterin, Corbould destaca que en la persecución de coches en Roma no podía existir el más mínimo margen de error. “Los pilotos especialistas conducían por Roma a 160kph, así que hasta el más mínimo detalle tenía que salir a la perfección”.
“No queríamos que los pilotos sufrieran lesiones y tampoco queríamos que causaran daños a estos edificios que cuentan con miles de años de historia. Arriesgábamos mucho. Empleamos mucho tiempo probando los coches, asegurándonos de que podrían soportar la paliza que los chicos les iban a dar”.
La localización que mayores dificultades causó a los realizadores fue la de Marruecos. El equipo principal de ‘Spectre’ rodó en Tánger y Erfoud, mientras que la segunda unidad también rodó en la ciudad de Uchda en el noreste del país. Aunque en las ciudades se podía trabajar a gusto, el desierto del Sáhara a las afueras de Erfoud representó un desafío mayor.
A la hora de trabajar en el desierto los realizadores tuvieron que alertar a toda la población dentro de un radio de 32 kilómetros de que se producirían explosiones ruidosas; para ello el departamento de localizaciones conducía por los alrededores para hablar con los aldeanos y las tribus nómadas. De hecho, se contrató a nómadas de la región como guías y personal de seguridad durante las etapas preparatorias y el rodaje.
Por si fuera poco una gran tormenta de arena asoló Erfoud el primer día del rodaje, lo que obligó a suspender la producción durante toda una tarde ya que la visibilidad era nula. El equipo tuvo que ponerse a cubierto en el interior de sus vehículos ya que los vientos alcanzaron los 80 km/h. La temperatura en Erfoud era en promedio de unos 45 grados centígrados y llegó a alcanzar los 50 grados el día más cálido.
Fue en este marco en el que el equipo de efectos especiales supervisó la que podría ser con diferencia la mayor explosión en la historia del cine. El equipo utilizó más de 7.949 litros de queroseno para avivar el enorme estallido. “Es con toda seguridad la mayor explosión de mi carrera”, asegura Corbould. “La planificación y su puesta en escena fueron complejas, pero mereció la pena”.
De vuelta en Inglaterra, los realizadores enfrentaron una diversidad de desafíos ante la coordinación de las secuencias especiales en Londres. Entre las localizaciones externas clave figuran el Ayuntamiento de Londres, hogar del Alcalde y de la Asamblea de Londres, que hace las veces del Centro para la Seguridad Nacional, así como una serie de puentes a lo largo del río Támesis. El puente de Westminster, en particular, desempeña un papel crucial en el punto culminante y una sección de éste se recreó en Pinewood.
Emma Pill, gerente supervisora de localizaciones, explica: “Hay una secuencia del río que transcurre de noche y en la que aparece una persecución con un barco de alta velocidad y un helicóptero volando a poca altura –nos supuso muchos desafíos organizativos”.
Para cada una de las seis noches del rodaje, los realizadores tuvieron que contar con el apoyo de la Autoridad Portuaria de Londres. “La programación de horarios fue muy compleja”, afirma Pill, “debido a la gran cantidad de eventos que tuvieron lugar en Londres por esas fechas, incluyendo las elecciones generales, la ceremonia de apertura del Parlamento y tres fines de semana de ceremonia del desfile del estandarte”.
Para poder llevar a cabo las escenas con helicópteros que volaban a poca altura, los realizadores enviaron 11.000 cartas a los residentes y a los comerciantes dentro de la zona de vuelo. “Sin embargo, el mayor desafío fue iluminar el río por la noche”, dice Pill. “Esto requirió semanas de preparativos. Iluminamos cada parte inferior de los arcos de los puentes de Vauxhall, Lambeth y Westminster, 17 arcos en total”.
“Estas luces permanecieron allí durante cinco semanas. También iluminamos el río desde 10 tejados a lo largo de la orilla del Támesis, desde el puente Vauxhall hasta el puente Hungerford, trabajando en conjunto con el Palacio de Lambeth, el museo Tate Britain y los Parques Reales de Londres. También trabajamos estrechamente con la Cámara de los Comunes, el Salón Condal y el London Eye para coordinar el encendido y apagado de las luces o para cambiar los colores de las mismas en función de las exigencias de cada rodaje nocturno”.
En cada rodaje nocturno participó un equipo de localizaciones de unas 200 personas, incluyendo a jefes de policía, personal de seguridad, agentes de tráfico y de policía. “Eso conllevó distribuir muchas radios y coordinar a muchos equipos cada noche” dice entre risas Pill, “pero en cada ocasión todo marchó sobre ruedas”.