‘Sugar Island’ de Johanne Gómez, producida por David Baute, compite en Giornate degli Autori 2024, uno de los apartados paralelos de la Mostra de Venecia, que se celebra del 28 de agosto al 7 de septiembre.
La première mundial de la coproducción entre Guasabara Producciones (República Dominicana) y Tinglado Film (España), tendrá lugar en la ciudad italiana. ‘Sugar Island’ ha contado además con el apoyo del ICAA, DGCINE, Programa Ibermedia, el Gobierno de Canarias y Cabildo de Tenerife. La película recibió un total 80.043,89 euros en la convocatoria de ayudas selectivas del ICAA del año 2021, como proyecto de carácter documental.
«Para la configuración de ‘Sugar Island’ parto del concepto de imbricación propuesto por la pensadora dominicana Ochy Curiel, donde se establece una relación entre sexo, raza y clase como una superposición de categorías que tratan de objetivar a todos los cuerpos y la colonización es la génesis de este proceso categorial», comenta la directora Johanné Gómez Terrero.
Se trata de un híbrido que transita entre la realidad y la ficción, donde participan movimientos como la Unión de Trabajadores Cañeros y el Grupo de Gagá de la 30 de San Pedro de Macorís y activistas antirracistas de la Isla. Desde un horizonte de sentido decolonial y con destellos afrofuturistas, la película explora el valor y la condición de las corporalidades negras en la sociedad, en su pasado y en lo contemporáneo.
La mecanización de la industria azucarera amenaza con desplazar a los trabajadores, Makenya, una adolescente embarazada, acompaña a su Abuelo cañero en las protestas para ser indemnizados. El proceso de gestación es el viaje hacia la adultez, mientras su cuerpo se ensancha ocurre la última zafra manual, termina la cosecha y el llanto de la criatura presagia un nuevo mundo.
David Baute, productor canario de la cinta, opina que «la invisibilidad en la historia de Canarias sobre procesos coloniales y esclavitud, ha generado el acercamiento natural de Tinglado Film a un cine que observa y reflexiona desde un posicionamiento social y político. Canarias, al igual que República Dominicana, fueron islas del azúcar donde la maquinaria de la conquista instauró el racismo, que hoy perdura en los Bateyes con la comunidad haitiana». Fernando Santos, productor dominicano del largometraje, añade «desde una mirada autoral, estas películas reflexionan sobre el imaginario dominicano periférico y popular. Como productor, quiero seguir cultivando la mirada crítica y reflexiva de los artistas e internarnos en el panorama internacional, haciendo hincapié en la construcción de nuestra identidad dominicana, caribeña y latinoamericana».