Hace unos pocos días Pedro Almodóvar (Premio Donostia de este año) se alzaba con el León de Oro de la Mostra de Venecia por su primer largometraje rodado en inglés, ‘La habitación de al lado’. Era la primera vez que una producción española lograba el principal galardón del festival italiano.
Un año atrás, Jaione Camborda hacía también historia como la primera cineasta española que lograba la Concha de Oro del Festival de San Sebastián, en su caso con un filme rodado en gallego: ‘O Corno’. Y en febrero de 2022, Carla Simón iniciaba este trienio histórico para el cine español al ser también la primera mujer española en conseguir el prestigioso Oso de Oro de la Berlinale, la máxima distinción de otro de los festivales cinematográficos de Clase A más importantes del mundo junto al de Cannes, Venecia o San Sebastián. Por cierto, el idioma principal de ‘Alcarràs’ en su versión original es el catalán, una prueba más de la diversidad del cine español actual y de paso los operadores pueden cumplir con los requisitos legales en torno a las lenguas cooficiales para las ayudas públicas.
Un escalón por debajo, ‘Volveréis’, el octavo largometraje de Jonás Trueba, fue galardonado el pasado mayo con el Europa Cinemas Cannes Label Prize a la Mejor Película Europea de la Quincena de Cineastas del Festival de Cannes, el premio principal que otorga este apartado paralelo del certamen francés. España volvía así a ganar el máximo galardón de la legendaria Quincena, premio que se llevó ya el año anterior la directora Elena Martín Gimeno con ‘Creatura’. Y en el Festival de Locarno de este año también ha sido reconocida con una mención especial del jurado oficial, así como con el premio del jurado joven, la película dirigida por Mar Coll: ‘Salve María’. Finalmente, en la reciente 49ª edición del Festival de Toronto, la comedia musical de Carlos Marqués – Marcet, ‘Polvo serán’, se ha llevado los 20.000 dólares canadienses del premio principal de la sección competitiva Platform.
Estas distinciones son solo una pequeña muestra objetiva (no la única, basta recordar las nominaciones a los Oscar de ‘La sociedad de la nieve’ y ‘Robot Dreams’) de que el cine español está actualmente en la cresta de la ola, que es apreciado y aclamado en todo el mundo como pocas veces en su historia. Sin embargo, este indiscutible reconocimiento artístico no es demasiado permeable a los gustos del gran público, al menos de una gran mayoría, que, cuando se trata de cine español, sigue consumiendo sobre todo comedias familiares. Siempre ha sido así, el cine de autor y el de gran consumo, generalmente, salvo contadas excepciones, llevan caminos diferentes y en este momento donde todo en la sociedad se polariza, quizá esa tendencia se acentúa cuando se acude a una sala de cine.
Es un hecho que en el cine español más comercial la sombra de Santiago Segura es muy alargada y la prueba es que las seis producciones más taquilleras del año están dirigidas al disfrute de toda la familia. Y parece claro que esa tendencia se va mantener en el tiempo, porque la propia industria y los espectadores están demandando este tipo de productos familiares.
Ahora el reto, nada sencillo, sería conseguir que al menos una parte de ese público que acude asiduamente a los cines para ver comedias familiares locales empiece a interesarse también de manera habitual por las películas nacionales de autor que están asombrando en los festivales de todo el mundo. Hay mucha tarea por delante, pero el producto lo merece y además es el mejor aliado para conseguirlo. También los programas de educación y alfabetización audiovisual que se proponen ahora desde Cultura pueden ser de gran ayuda.