Spielberg da un giro más a su carrera con ‘Lincoln’, que se estrena en las salas españolas

Desde que a mediados de los 80 Steven Spielberg rodara su incomprendida obra entonces ‘El color púrpura’, este genio contemporáneo del cine no ha dejado de alternar fantásticas películas de acción trepidante, paradigma del puro espectáculo con mayúsculas, con obras más profundas y repletas de sensibilidad. ‘Lincoln’ pertenece a esta última especie, la que más elogios de la crítica le ha proporcionado.

Ahora y siempre, desde su atalaya convertido en uno de los cineastas más influyentes, Spielberg da una vuelta de rosca más a su carrera. Ya nada tiene que demostrar, pero mientras muchos autores de su generación dan tumbos, se arrastran o simplemente su luz se ha apagado, él sigue en plena forma.  Si el próximo 24 de febrero ‘Lincoln’ no consigue ninguna de las 12 estatuillas doradas a las que opta, no pasará nada, Spielberg, como Abraham Lincoln, está ya por encima del bien y del mal.

Kathleen Kennedy, la socia de producción de toda la vida del director de ‘Tiburón’ coincide en que esta película da un giro interesante a la continua evolución de la carrera de Spielberg como director. “A Steven siempre le ha apasionado la historia y ha hecho muchas películas con contextos históricos, ‘El imperio del sol’, ‘La lista de Schindler’, ‘Salvar al soldado Ryan’ y creo que él mismo reconoce que los personajes más interesantes están en la historia. Pero Steven sabía que con ‘Lincoln’ no crearía una película biográfica convencional. Más bien, el guionista y él han tratado de encontrar el modo más íntimo de mostrar el poder de los logros de Lincoln como presidente, a través del estudio exhaustivo del fin de la esclavitud y otros eventos claves que sucedieron durante su presidencia”, apunta la productora.

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Steven Spielberg se sumerge en los últimos cuatro meses de la vida y presidencia del líder estadounidense Abraham Lincoln, en sus esfuerzos para poner fin a la devastadora Guerra Civil y aprobar la Decimotercera Enmienda y abolir de manera permanente la esclavitud. La película cobra vida con un estructurado guión de la mano del ganador del Premio Pulitzer, Tony Kushner; la narración humana del propio Spielberg, que también produce el filme junto a su colaboradora habitual  Kathleen Kennedy, y la interpretación de Daniel Day-Lewis como Abraham Lincoln.

lincoln1-hEl filme es una producción de Twentieth Century Fox y DreamWorks Pictures, en colaboración con Participant Media Lincoln. Junto a Daniel Day-Lewis integran el reparto con Sally Field, David Strathairn, Joseph Gordon-Levitt, James Spader, Hal Holbrook y Tommy Lee Jones. Para sacar adelante la película, Spielberg se ha rodeado una vez más de su equipo de confianza como el director de fotografía Janusz Kaminski, el diseñador de producción Rick Carter, el editor Michael Kahn y el compositor John Williams.

La idea de ‘Lincoln’ y su lado humano poco conocido pero cautivador han atraído la atención del cineasta Steven Spielberg desde que era un niño: “Siempre he querido contar una historia sobre Lincoln porque es una de las figuras más fascinantes de la historia y de mi vida. Me acuerdo cuando tenía cuatro o cinco años y fui al Lincoln Memorial, lo aterrorizado que me sentí cuando vi esa estatua tan grande en esa silla, pero cuanto más me acercaba, más me cautivaba su rostro. Nunca olvidaré ese momento, que me dejó haciéndome preguntas sobre ese hombre sentado en esa silla”, comenta el director.

Sin embargo, tanto a Spielberg como al guionista Tony Kushner, que ya habían trabajado juntos en la película ‘Munich’, les llevaría una década encontrar la historia adecuada para contar y el modo en que querían contarla. “Decidimos centrarnos en los últimos cuatro meses de la vida de Lincoln porque fue en ese periodo de tiempo cuando consiguió sus logros más trascendentales. No obstante, queríamos mostrar que era un hombre, no un monumento. Pensamos que haríamos mayor justicia con esta persona tan complicada si la describíamos en su lucha más complicada: la aprobación de la Decimotercera Enmienda”, revela Spielberg.

Tanto Spielberg como Day-Lewis coincidían en que el plató tenía que ser como una especie de oasis donde sólo tuviera cabida el mundo de Lincoln. Para mantener la totalidad de ese mundo, Spielberg pidió a todos los actores y a toda la plantilla que vivieran completamente en el Washington D.C. del siglo XIX. “Para representar el ambiente del país en esa época, teníamos que crear esa sensación de autenticidad en el escenario donde el único signo de nuestra época fueran las cámaras y los monitores, pero el resto tenía que ser parte de la realidad de Lincoln”, afirma Spielberg.

El diseñador de producción Rick Carter recuerda la sensación de viajar en el tiempo cuando Day-Lewis apareció por primera vez en el plató: “Todavía no me he recuperado de la primera vez que lo vi, no era Daniel Day-Lewis a quien yo vi en frente de mí. Vi al hombre que fue presidente de Estados Unidos en 1865. Vi a Abraham Lincoln. No aprecié ninguna diferencia entre ellos” reflexiona Carter.

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Lincoln iba a transportar a Steven Spielberg, no sólo a uno de los momentos más fascinantes de la historia de Estados Unidos, sino también a un territorio puro; donde el trabajo sería al mismo tiempo intenso y crudo, contundente y minimalista.  “La producción de esta película es muy íntima y discreta, ya que Steven quería que fuese todo palabras y actuación. Ésta ha sido una experiencia más personal”, explica Kathleen Kennedy.

Janusz Kaminski, ganador de dos premios Oscar por la fotografía de ‘Salvar al soldado Ryan’ y ‘La lista de Schindler’, no sabía cómo iba a encontrar las imágenes adecuadas, potentes y honestas para una historia que se centra en el verdadero poder de las palabras de un hombre. “Es una historia para ser escuchada. Cuando leí el guión, empecé inmediatamente a pensar ideas para capturar todas estas palabras de manera visual. Tanto Steven como yo teníamos claro que debía haber un cierto límite en la producción de imágenes, que debíamos mostrar estos eventos de la manera más bonita y elegante y dejar que las palabras y las actuaciones fueran el centro de todo”, dice el director de fotografía.

“Nosotros queríamos dejar que la gente descubriera la parte de Lincoln que no conoce. La película muestra un Lincoln vacilante y vulnerable. Y creo que la puesta en escena de Steven junto con la fotografía reflejan el lado humano del presidente”, revela Kaminski. El director quería una sensibilidad minimalista, pero también una textura que transportara al público, no a un lugar meramente histórico, sino a escenas que puedan ocurrir hoy en día. “Steven y Janusz discutieron largo y tendido sobre el color y la luz de Lincoln. Steven no quería hacer una película en blanco y negro o en tono sepia. En vez de eso, usaron una saturación de color muy rica, que tiene algunas ventajas del blanco y negro. Además, contábamos con 145 personajes que hablaban en la película, por lo que era muy importante encuadrar bien cada escena para que fueran los personajes los que te llevaran de una secuencia a otra de la historia y no la cámara. Esto fue algo un poco diferente para Steven”, recuerda la productora.

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Aunque el responsable de la fotografía y Steven Spielberg estudiaron a fondo una gran cantidad de fotografías históricas para usar de referencia, una vez en el escenario, se dejaron llevar más por el instinto. Todo se redujo a encontrar el poder más absoluto en los momentos más tranquilos como el de Lincoln y Grant hablando en el porche mientras pasan soldados irreconocibles por al lado; o Lincoln de pie a la nubilosa luz de la ventana asimilando que la Decimotercera Enmienda acaba de terminar con la esclavitud en Estados Unidos. “A Steven nunca le han asustado las imágenes contundentes. Está completamente dispuesto a usar momentos trascendentales como éstos en sus historias”, comenta Kaminski.

 Algunas de las escenas favoritas de Kaminski ocurrieron dentro de la caótica Cámara de los Representantes. “Esas escenas se basan todas en las actuaciones y el debate de ideas. Hay algunas características de Lincoln, pero es todo muy comedido”, explica. Estas escenas también son impactantes para Kathleen Kennedy. “La cámara nunca se mueve en estas escenas a menos que sea necesario para la narración. Steven quería mostrar la complejidad humana para hacer funcionar un gobierno democrático, por lo que no se trataba de cambiar de un personaje a otro mientras discutían, sino de darle a la audiencia una sensación real de cómo se desarrolla el debate. Más que cualquier otra cosa, Steven quería capturar la volatilidad de lo que sucedía en esta batalla política”, comenta.

Durante toda la película, Kaminski quería una iluminación naturalista. “Es 1860, por lo que el mundo de Lincoln tenía que iluminarse con lámparas de gas y de aceite. Utilizábamos muchas fuentes de luz, luz de las ventanas, de las lámparas, pero también creamos nuestras propias fuentes para que quedara mejor. También utilizábamos humo para darle más realismo, ya que los ambientes en esa época estaban llenos. Siempre había gente fumando en pipa o cigarros, y no había ventilación, por lo que todas las habitaciones tenían ese ambiente con humo”, reconoce el director de fotografía del filme.

Para Kaminski, ‘Lincoln’ no sólo revelaba otra faceta del presidente de Estados Unidos, sino otra faceta del director con el que lleva tanto tiempo colaborando. “No es como cualquier otra película. Ninguna de las películas que he hecho con Steven es simplemente otra película, pero hay algo que caracteriza mucho esta película. Es una cinta de entretenimiento, pero también es una historia de suma importancia”, asegura.

El trabajo con la cámara de Kaminski se completa con el diseño de producción de Rick Carter, que, en un conmovedor símbolo de volver al punto de partida, usó la antigua ciudad confederada de Richmond, Virginia, para crear el Washington D.C. en la película. A Carter le conmovió el retrato que se hacía de Lincoln en el guión y vio que iba a tener que hacer un trabajo de diseño muy fino. “La oportunidad y el desafío para mí fue que aunque es una historia enorme, también es una muy íntima. Se adentra bien en el mundo de Lincoln, su oficina, su residencia, las calles por las que caminó. La riqueza de ese mundo tenía que estar detallada de una manera muy fina. Los decoradores del escenario y yo trabajamos mucho para hacer que cada momento pareciera lo más real posible y, al mismo tiempo, algo expresionista”, comenta el director artístico de la película.

Lincoln4-dAl igual que la fotografía, para este concepto era central una sencillez elegante. “La película tiene un diseño muy cuidado para que lo que veas de Washington D.C. o los campos de batalla no te distraigan de lo esencial: Lincoln y sus amigos, familia y rivales”, asegura Carter. Desde el principio, Carter empezó a buscar un sitio que pudiera satisfacer las diversas necesidades de la película. Se paseó por Tennessee y Virginia, haciendo recorridos por lugares preservados de la Guerra Civil para sentirlo en sus propias carnes. Entre todos los lugares que visitó, Richmond, en Virginia, fue la ciudad que más le transportó, y pensó que esos edificios tan bien preservados podrían servir para crear la sensación de estar en el siglo XIX.

“La historia está viva en Richmond de un modo que no encuentras en el resto del país. Además, es una ciudad muy relevante, ya que Richmond representaba la versión aristócrata de Estados Unidos en mitad de los años 1880. Estaba en el corazón del enfrentamiento entre culturas que derivó en la Guerra Civil. De algún modo, es el lugar más determinante de los que ha estado el presidente. Lincoln nació en Springfield, Illinois, pero en Richmond cambió el país y lo hizo un todo”, explica Carter.

A Spielberg le entusiasmó la elección. “La ciudad de Richmond nos abrió las puertas de par en par y nos puso todas las facilidades para contar la historia. También hubo un sentimiento de curación por poder contar la historia en el corazón de la antigua Confederación”, recuerda el propio director. “Tenía todo el sentido del mundo que hiciéramos aquí la película. Tiene los campos de batalla, la Casa del Estado, que desde ciertos ángulos, es increíblemente parecida a la Casa Blanca, tiene mansiones en Petersburg bastante parecidas a las de entonces; y nos dejaron grabar en cualquier sitio, incluida la casa del gobernador”, continúa Carter.

Los lugares eran una parte, pero crear los interiores con la aspereza y la vivacidad que le diera al público una sensación tangible de la época era crucial. Uno de los escenarios favoritos de Carter era la oficina de Lincoln, al final del recibidor de su residencia en la Casa Blanca. Él y su equipo lo construyeron, de detalle en detalle: “Siempre pensé que era muy importante que la oficina de Lincoln fuera lo más parecida posible a la de entonces, con los colores y texturas reales. Queríamos profundizar en cada detalle, ya fuera en los mapas de guerra, las cartas de su escritorio, los cuadros de las paredes o la misma pared; así lo recrearíamos exactamente igual. Por supuesto, el diseño estaba al servicio de la narración, pero también de la fotografía, para que el público pueda saber cómo era estar en la Casa Blanca de Lincoln”.

Aparte de todo eso, Carter quería transmitir algo más: “Había un ambiente encantado en las habitaciones por las que paseaba Lincoln, por lo que también había algo impresionista en el trabajo”, observa. El Capitolio de Richmond, construido en 1788 y diseñado en un estilo clásico por el padre fundador Thomas Jefferson, hizo las veces del interior de la Cámara de los Representantes de Estados Unidos. Aunque es más pequeño que la verdadera cámara de Washington D.C., este capitolio sirvió para las escenas más cercanas de Lincoln. “Me gusta que se notara la muchedumbre, ya que la interacción entre los congresistas es muy intensa. Puedes llegar a sentir la fricción y el debate”, afirma Carter.

Todo este interés por los detalles empezó a florecer cuando Steven Spielberg se retiró a la sala de montaje con su socio de toda la vida, el editor ganador de un Oscar, Michael Kahn. Para él, la única tarea era encontrar un ritmo inherente al creciente poder emocional de la película: “No queríamos precipitar nada, porque es una película que quieres que la gente escuche y entienda. Buscamos esos momentos que daban tiempo al público para mirar a los personajes y pensar en lo que están diciendo. Y con el reparto que tenemos, lo hemos conseguido”.

Kahn cree que ‘Lincoln’ destaca entre todas las producciones de Steven Spielberg. “Steven asegura que nunca ha hecho una película con tanto diálogo, donde cada frase cuente tanto. Éramos muy conscientes del hecho de que tenía que acertar con las emociones de la película. Creo que es uno de sus mejores trabajos. Toma unos personajes sobre los que hemos leído en los libros de historia y los trae al mundo. Aprendes cosas de Estados Unidos, de la democracia y del ser humano tan especial que era Lincoln” comenta el editor.

Estos elementos también se ven reflejados en la película en la banda sonora de John Williams, el compositor estadounidense, que ha recibido 5 Oscars y la friolera de 47 nominaciones al mismo premio, en una carrera llena de música inolvidable. “Para mí, fue una experiencia totalmente distinta a todas las que he vivido con Steven todos estos años. ‘Lincoln’ es como un tapiz musical, con diversos y discretos temas musicales que no se superponen. En cuanto a la textura y la orquestación, también era bastante diferente. Es una banda sonora tranquila, con mucha variación, pero también con un sentimiento amplio y noble” asegura Williams.

Para grabar la música, Williams aprovechó la oportunidad para trabajar con la Chicago Symphony Orchestra, que el mismo Williams ha tenido el placer de dirigir en alguna ocasión. “Son una de las mejores orquestas de Estados Unidos y yo siempre le he dicho a Spielberg: ‘Algún día tenemos que hacer algo con ellos’. Cuando empezamos con la película, Steven me dijo: ‘¿No sería ésta una gran oportunidad para trabajar con la Chicago Symphony?’. Illinois no es sólo la casa de Lincoln, Chicago también es el centro del país, y creo que a Steven la gustó la idea de utilizar esa energía del corazón de nuestro país para la película”.

“Siempre he creído que respetar el pasado ayuda a modelar el futuro, nos ayuda a determinar a dónde queremos ir desde aquí. En este sentido, creo que ‘Lincoln’ llega en el momento justo. Su presidencia es todo un modelo de liderazgo. Abogó por cosas que ahora más que nunca están en nuestros corazones. Defendió la idea de que la democracia requiere justicia, compasión, respeto y tolerancia, y a veces un poco de sentido del humor. Ésa es el alma de ‘Lincoln’”, concluye Steven Spielberg.

También se estrenaron el 18 de enero en las salas españolas: la producción española de animación ‘El corazón del roble’;  ‘Moscati, el médico de los pobres’; ‘Tabú’; ‘Nameless Gangster’, y ‘Django desencadenado’, el filme de Quentin Tarantino, otro de los favoritos a los Oscar junto a ‘Lincoln’.

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